Pleasure Shelter: CENA CON AMIGOS

domingo, 3 de octubre de 2010

CENA CON AMIGOS

Quedamos un grupo de amigos para cenar, ir a tomar algo y después pegarnos algún bailecito. No celebrábamos nada en concreto, más bien se trataba de una reunión de amigos que hace tiempo, que la rutina y la vida diaria no permiten tan a menudo como les gustaría y por fin podían quedar.

Debíamos ser unos quince, reunidos alrededor de una mesa larga. Conocía a la mayoría, aunque no todos eran amigos de una misma época. Ya se sabe que los amigos durante la vida se van modificando y ampliando. En aquella mesa había amistades del colegio, de los diferentes grupos que he ido formando parte. También se habían ido añadiendo amigos de amigos que se habían convertido también en mis amigos. Gente del instituto, del trabajo, etc...


En aquella mesa, también había algunas personas que nunca habían asistido y deduje que debían ser amigos de alguien o quizás la pareja reciente de alguno de mis amigos...Como la velada cuando quedábamos solía ser larga, seguro que tendría ocasión para conocerlos.


Durante la cena, prácticamente nos hablábamos a gritos porque era imposible con el jaleo que liábamos conversar de otra manera. El lenguaje corporal en estos casos también toma un papel importante. Miradas, gestos conforman una conversación paralela, incluso oculta a la mirada de algunos.


Una conversación así, se estableció con un chico que estaba sentado en la otra punta de la mesa. No le conocía, pero algo en él me resultaba excitante, atrayente y no era yo la única, él también me miraba a mi. ¿Quizás era porque yo le miraba? ¿quizás notaba su atracción?...Empezamos nuestra conversación corporal con miradas breves, fugaces, avergonzada de que pudiera notar que le miraba con cierto interés. Las miradas se alargaron, se cruzaron. Mi atención cada vez se centraba más en él y menos en el resto de mis amigos.


Decidí romper esa tensión levantándome de la mesa y intentando relajarme en el servicio. Me lavé la cara, me concentré en la respiración para hacer bajar mis pulsaciones y aproveché para arreglarme el pelo y el maquillaje.

Una vez dispuesta a salir del servicio, creyendo estar más relajada, y capaz de mantener la compostura, al abrir la puerta detrás de ella, se encontraba él, esperando a que alguien saliera del servicio masculino. 


Me dijo: ¿Que has estado mirando durante toda la cena?
Nada en concreto, le dije


De un empujón me metió de nuevo en el servicio sanitario y cerró la puerta tras de él.


- ¿Pero que coño haces?, le dije
- Ahora vas a poder mirar todo lo que quieras, nena.


Cogiéndome del pelo me acercó hacia el lavabo, me reclinó sobre él, manteniéndome con una mano sujeta por el pelo, y con la otra repasaba mis curvas por encima de la ropa, como intentando imaginar la textura de mi piel.


No podía moverme, estaba inmóvil por su imponente persona, pero mientras mantenía esta posición no podía parar de provocarlo, de insultarlo, de menospreciarlo, para intentar que me dejara libre. 

Odio perder el control en esas situaciones. Siempre me ha gustado dominar y sentir que yo controlo la situación, que seduzco a los hombres y están a mis pies.


Él no me decía nada, solo me mantenía fija en esa posición, reclinada delante suyo, postrada, indignada y enfadada. Él solo me observaba, me sovaba, y creo que le hacia sentirse importante.


Cuando el tiempo estuvo a punto de detenerse, o quizás era mi mente que se aislaba de esa situación, me giró levantándome, y mirándome fijamente a los ojos me dijo con una voz fuerte y profunda: ha llegado el momento, vas a tener lo que llevas toda la noche pidiendo.


Mi voz volvió a revelarse ante tales palabras, y de nuevo le gritaba improperios, que aguantaba con gran estoicismo, como si no oyera mis palabras. Me sentía en sus manos como una niña indefensa que tan solo podía gritar para intentar disuadirlo, aunque mi cuerpo no reaccionaba de igual modo.


De nuevo hizo que adoptara la posición inicial, pero esta vez bajó mis bragas y mi falda hasta la altura de los tobillos. El mármol del lavabo resultaba frió en mi vientre y un "Ay" salió de mi.

La ropa no me permitía moverme, las piernas juntas y los talones de mis zapatos, le presentaban mis nalgas y yo indefensa delante de él, deseándolo y odiándolo a la vez por no permitirme tener el control.


De nuevo su voz fuerte dijo: Has estado jugando conmigo, me has menospreciado, insultado. Esto no va quedar sin castigo. ¿lo sabes verdad?


Noté mi cuerpo temblar ante su amenaza, por no conocer el lenguaje en el que se estaba expresando. ¿que significaba esa actitud?¿castigo?¿a que se refería? jamas había tenido una sensación similar. En todas mis relaciones con hombres, el sexo había sido consentido, mimado con caricias previas, y estaban muy lejos de parecerse a esa situación.


Oí que desabrochaba su pantalón, y pensé que íbamos a tener sexo cuando...la hebilla de su cinturón tintineó previamente a oír un "ZASP" y notar la quemazón en la piel de mis nalgas...pero....¿QUE COÑO ESTABA HACIENDO?me estaba pegando!! ¿pero que se creía ese tio?


Miles de ideas recorrían mi mente, pero mi cuerpo seguía allí inclinado, nada me retenía ahora, nada me impedía levantarme. ¿que me pasaba? ¿porque no me podía mover?


Un azote tras otro provocaban que el mármol, ahora no tan frío, se clavara en mi vientre y ayudara a salir de mi el aire suspirado que dentro contenía esperando el siguiente azote.


Me avisó de que no quería oír un suspiro más, o el castigo seria peor. Solo me estaba dando mi merecido y nada podría evitar que cumpliera su cometido, eso estaba claro.


Le pedí por favor que parara, que no siguiera que su castigo, que haría lo que él quisiera, que era suya, pero que parara. No podía soportar más el castigo, o eso creía yo, porque él parecía decidido a comprobar mis límites.


Dijo: se acabará cuando yo lo decida. Y ahora...contarás los azotes.


Me negué, dije que no haría eso, que jamas podría, que era demasiada humillación!!!....Continuó los azotes combinando sus manos con su cuero, hasta que fui yo la que supliqué: por favor, contaré los azotes, por favor, déjame contarlos para ti....


Así me gusta pequeña, me dijo, vamos allá pues.


Zasp- uno
Zasp- dos
Zasp- tres


Y así hasta...


Zasp-quince.


Ante sus palabras-"Ya está nena, los azotes han acabado, aunque el castigo aún no..." me estremecí y quise girarme para abrazarlo y pedirle que no me castigara más, que seria buena...pero no lo hice. No se porque motivo estaba dispuesta a aceptar ese momento lo que quisiera darme.


Me acabó de desvestir. Sacó la camisa y el sujetador y acabó de sacar la falda y las bragas, dejándome vestida únicamente con los zapatos de talón que realzaban mis glúteos.


Con un golpecito suave separó mis piernas, y sus dedos comprobaron el estado de mi sexo, que inexplicablemente estaba mojado. Mis jugos resbalaban por mis piernas, mostrándole que estaba excitada ante tal actitud de dominación.


Zorra, me dijo, ¿porque te quejas tanto si te ha puesto así de cachonda?...Bajé mi mano para comprobarlo por mi misma, y me sorprendió, tenia razón, estaba completamente húmeda, y deseosa de que su castigo fuera meter su sexo dentro del mio y darme placer, pero no podía pedirlo, solo quería ser suya.


Aprovechó mis flujos para mojar mi ano haciéndose hueco para sus dedos. Yo tenia miedo, jamas nadie me había tocado en ese punto. Me parecía tan privado y inexplorado que sentía pánico y excitación a la vez.


Poco a poco, sin permitir que me doliera ni un instante, pidiéndome que me relajara y disfrutara, se hizo sitio. Subió una de mis piernas al mármol y entró con suavidad su polla en mi. Un ligero "Au" en el último empujón dio lugar a una respiración rápida, excitada.


Se inclinó hacia mi, pasó sus brazos por delante de mis piernas, y sus manos dieron placer a mi sexo también, hasta que su excitación no le permitió seguir jugando con mi coño, y debió ponerse de nuevo erguido para emplear todas sus fuerzas para empujarse dentro de mi culo.


No quiso correrse, se refrenó. No queria acabar aún esta maravillosa sesión de pasión.

Me giró, me sentó en el mármol, abrió mis piernas y acercándose a mi sexo, lo lamió, mordisqueó, azotó y folló con toda su fortaleza. El sudor recorría nuestros cuerpos, y hacia que la resbalosa pasión fuera fluida, fácil. Me corrí varias veces y lo deseaba con todas mis fuerzas, tanto como al principio creí odiarlo..


Ahora me empujó con firmeza dejándome de rodillas delante de él. Su polla delante de mi cara y el mármol frenando el retroceso de mi cabeza le facilitaron follarme la boca. Entraba y salía sin importarle mi respiración. Llegaba hasta mi garganta provocando gran salivación que pedía que desahogara en su sexo para humedecerlo.


 

Esta crecía aún más en mi boca, parecía que fuera a estallar, hasta que su leche salió de ella para regar mis mejillas y mi pechos endurecidos por la excitación.






La relajación era completa, cuando los dos pensamos a la vez que nuestros amigos debían estar esperándonos y preguntándose donde nos habíamos metido. 

Nos lavamos, nos vestimos con agilidad y cuando salimos nadie nos esperaba, así que un gran abrazo a la puerta del restaurante selló nuestra unión, sabiendo que no seria la última vez que nos uniríamos en este juego.


Hoy hace casi dos semanas de este encuentro y aunque aún no comprendo que pasó aquel día, deseo su dominación a diario. Algo cambió en mi interior, y ni yo misma soy capaz de explicarlo, pero ninguna relación ahora me parece completa. 

Le deseo, quizás le llame mañana.

7 comentarios:

  1. Excitante relato; menos mal que no estabas inspirada...
    Un poco brusco para mi gusto (soy más partidario de usar la seducción que la fuerza), pero precisamente en su violencia radica su intensidad.
    Realmente excitante.
    Creo que debería ir a más reuniones de antiguos alumnos de la universidad, jejeje.
    Aunque ahora mismo no recuerdo a ninguna compañera que mereciera ser encerrada en un baño... ¿será que con la edad me estoy volviendo más exigente?.
    Dios mío, y ni siquiera sé si eso es bueno o malo, jejeje.
    Muchas gracias por tan estimulante historia.
    Espero que esa burbujeante cabecita nos siga sorprendiendo cada día.
    Atentamente:

    Sayiid

    ResponderEliminar
  2. jejeje...gracias por tu apoyo...
    Bruco? quizas si, pero en la variedad está el gusto...y supongo que por eso es un relato y no la realidad...pero resulta excitante imaginarte la escena...

    En realidad, quizas no lo expresé bien, porque ni siquiera pienso lo que escribo, esa brusquedad que la bloquea le resulta excitante y se entrega totalmente a ello...

    En fin, mi imaginación...que le voy ha hacer...empiezo a escribir y...

    No siempre pueden gustar todos...pero a mi me gusta escribirlos...

    Gracias por tu comen.

    ResponderEliminar
  3. Por cierto....burbujeante cabecita???me gusta!!!no se si es muy bueno pero me gusta la descripción.

    Buenas noches

    ResponderEliminar
  4. Acabas de descubrir el secreto que te guiará siempre a través de tu vida:
    No puedes gustar a todos, así que... gústate a ti misma.
    Lo demás te vendrá dado por añadidura.
    Felices sueños

    ResponderEliminar
  5. Que no puedo gustar a todos???en eso te equivocas...yo si gusto a todos...son mis relatos los que no gustan a todos...

    ejejjejeje....

    Es broma eh? se nota que estoy mejor verdad??

    YA ESTA AQUÍ LA COLEGIALA REBELDE DE NUEVO!!!

    ResponderEliminar
  6. Pues bienvenida, la echabamos de menos :-)
    Que se quede con nosotros mucho tiempo
    :-)

    ResponderEliminar
  7. SE QUEDA SE QUEDA....la colegiala desea estar aquí, dar guerra y que le den caña!!! a ver si me domestican!!!

    Como lo vea quien yo me se voy a pillar!!!jejeje

    ResponderEliminar