Pleasure Shelter: POR FIN...SEGUNDA PARTE

domingo, 31 de octubre de 2010

POR FIN...SEGUNDA PARTE

No sé si lo recordáis, pero el otro ida publique un relato que llamé "POR FIN..." y os dije que si os portabais bien quizás os contaría la segunda parte del relato, así que como la mayoría os habéis portado bien, vais a tener la segunda parte si continuáis leyendo  más abajo.

Algunos no se han portado nada bien, y ya lo saben, pero como si os soy sincera, me gustan los niñ@s mal@s pues por esta vez, y solo por esta, también podrán leer la segunda parte...

Espero que os guste y disfrutéis igual que lo hago yo al compartir con vosotros mi perversa imaginación....Y...vale vale no me enrollo más...
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Como os dije, para aquellos que no se acuerden, hacia días que no le veía, y mi deseo crecía a medida que pasaban las horas y mi corazón insinuaba que debía sufrir por su presencia. 

El último día que lo vi no estaba nada contento conmigo, y aunque en nuestra despedida fue tierno conmigo, su marcha me causó melancolía y cierta tristeza, como si fuese una despedida larga. 

Le miré cuando se alejaba de mí y sentí miedo de perderle...

Recibí un mensaje que decía: 

“Mi niña, espérame mañana después del trabajo, quiero verte"

Y hoy es ese mañana. Ahora que lo acabo de vivir os contaré como ha ido todo desde el principio.

Estoy en el trabajo a punto de salir, con un nudo en el estómago, la boca seca y por el contrario mi sexo húmedo. Es curioso, pero siempre me pasa lo mismo en su presencia, mi cuerpo reacciona ante él, sin poder controlarlo...

No he cumplido prácticamente con ninguna de mis obligaciones en el trabajo, únicamente me podía concentrar en su presencia, en imaginarlo, en aquellas cosas que deseaba que me hiciera al salir del trabajo, cuando habíamos quedado.

Sé que se enfada al saberlo, le disgusta, no quiere que desatienda mis obligaciones, no quiere ser él el motivo de mis problemas pero para mí es inevitable, le deseo tanto que cuando sé que voy a estar con él, a solas, que va a centrar su atención en mí, únicamente en mí, como niña mimada que desea su atención, no puedo dejar de pensar, de soñar...

Cuando queda tan solo media hora para salir del trabajo, recojo mi mesa, y cojo mi bolso, donde esta mañana he guardado todo aquello que se que a él le gusta que me ponga para estar preparada, y me voy al servicio de mi planta de oficinas, esperando que nadie me vea...

Allí dentro, me quito los tejanos y la camiseta que llevo puesta, y me quedo en ropa interior, observándome en el espejo, recorro con la vista mi cuerpo, buscando aquello que sé que le gusta, para imaginarme de nuevo su presencia...tengo tentaciones de dejarme vencer a la imaginación, cuando sin saber porque vuelvo a centrarme en la idea de que me espera y debo cumplir con sus ordenes, cumplir con lo que él espera de mi...

No me apetece nada cuestionar sus decisiones, ser rebelde de nuevo...Vuelvo a recordar la sensación amarga que tuve el otro día cuando se marchó tras mi mala conducta y decidida a no volver a caer en ese error, inicio mi cambio de vestimenta para ocupar mi lugar, mi lugar de sumisa...

Me cambio también la ropa interior, escogiendo unas medias cortas por mis muslos, un tanga negro, un pequeño corpiño negro, que sujeta mis medias con unos pequeños ligueros anclados a él y que realza mis pechos.

Por último, me desmaquillo, no le gusta que oculte mi cuerpo, mi cara, y me coloco el collar que me regaló, y que el último día estuvo a punto de quitarme por mi desobediencia.

Me pongo mis zapatos de tacón alto antes de ponerme un vestido negro corto, y mi chaquetón también negro antes de salir corriendo de la oficina con la esperanza de que estuviera ya fuera esperándome.

Al salir un taxista me esperaba, me abrió la puerta del vehículo y entré en él, desconcertada. Siempre me recogía él y nos íbamos a su casa, y en ocasiones a la mía.

El taxista me dijo que estaba pagada la carrera, y que acababa allí. Miré fuera antes de salir, y vi una pequeña casona a las afueras de la ciudad, tan solo a unos 10 minutos de mi sitio de trabajo. En ocasiones había pasado por allí, pero nunca me había detenido puesto que pensé que estaba abandonada.

Llamé, intrigada y curiosa, pensé que él, me habría preparado algo especial, que abría pensado en darme una sesión especial al darse cuenta durante estos días de que me necesitaba tanto como yo a él...

Empecé a sentirme importante y mi ego se enaltecía imaginando que él, el que me sometía, el que siempre controlaba la situación, me necesitaba, a mí, su sumisa, su perrita...

Cuando estaba centrada en ese pensamiento oí un fuerte grito en el interior de la casona que me hizo volver a la realidad y pensar en irme. Seguro que el taxista se había equivocado y él no me esperaba allí. Sentí miedo, y justo antes de decidir marcharme, la puerta que había delante de mí se abrió, y una señora, mayor pero sorprendentemente bella hizo el gesto de que entrara.

Entré, pensando que si mi amo realmente deseaba eso, no podía fallarle de nuevo. Mi mente, lógica, buscaba una explicación a todo ello, y lo que me convenció fue pensar que habría alquilado una habitación allí para estar los dos solos, tranquilos, disfrutando de nuestras fantasías en un nuevo entorno donde dejar correr nuestra imaginación.

La señora me acompañó a una sala, cerrando la puerta a mi paso. Allí solo había un espejo bastante antiguo y dos sillas delante de él, donde me senté mientras me observaba en el espejo. Sé que está feo decirlo, pero me sentía bella y deseaba compartir mi belleza con él.

Mientras me sonreía a mi misma en el espejo la puerta se abrió y aún sin palabras la señora me condujo a una nueva estancia, en la que me resisto a entrar, puesto que lo que observo a simple vista no me parece nada atrayente, más bien al contrario, siento miedo, desconfianza, sobretodo porque no veo a nadie en su interior, él no está y sin él no soy nada.

Lo único que me parece familiar, conocido, es una cama que hay al fondo de la estancia, el resto es todo extraño y nuevo para mí, y me produce sensaciones desconocidas y nada agradables.

Hay artilugios que desconozco colgando de las paredes, cuerdas, cadenas, látigos y otros que jamás he visto y que no sabría decir para que se usan.

A un lado en alto, sobre dos pilares centrales, dos...si eran dos...dos jaulas!!!¿qué era eso?¿dónde estaba?.

Quise salir de allí, gritando histérica pedía que abrieran la puerta, que me dejaran salir de allí que todo era un error, que yo no debía estar allí....

Sí, la puerta se abrió, y entró mi Amo, con una chica. Reconozco que me incomodó, que me sentí amenazada al verlo, con esa chica, que parecía un ángel, a cuatro patas, en el suelo, detrás de él, caminando con la cabeza baja, vestida únicamente con un collar similar al que me regaló a mí, y una cadena desde él a la mano de mi Amo...

Mi Amo me miró desafiante, y yo, ante esa actitud prepotente de él, y su insulto al venir con otra sumisa, hice un gesto de disconformidad ante la situación, dándole la espalda y caminando hacia dentro de la estancia, fingiendo frialdad hacia él.

No me dio tiempo a dar dos pasos, cuando su mano cogió mi pelo fuerte, y me empujó hacia el suelo, hacia sus pies, recriminándome no haber entendido nada la última vez que nos vimos...

Esas palabras me hirieron más que cualquiera de esos látigos que había colgado en las paredes...Me hizo recordar mis sentimientos y quise ser la sumisa que él deseaba....

A sus pies pedí perdón de nuevo, y me hizo prometer que obedecería, y que disfrutaría con aquello, que era un regalo para mí...

Evidentemente no me parecía un regalo el hecho que me hubiera substituido por otra sumisa, la cual, me parecía, fruto de la envidia, como una perra arrastrada tras mi amo...Era mío!!!...Si os soy sincera, le tenía envidia, de su sumisión sincera, de disfrutar con ello y hacer disfrutar a mi amo con ello...y yo no era capaz de ser así por más que me esforzara...

Ante eso, decidí que yo también podía ser la sumisa que él deseaba y que pasaría aquella prueba para demostrarle a mi amo que no necesitaba buscar a nadie más, que yo era capaz de darle todo lo que me pidiera, que yo también lo quería...

Cada una en una jaula, y el abajo observando cómo nos comportábamos....Ella recostada, como si la jaula estuviera hecha a su medida, y yo, de rodillas, sentada sobre mis pies, mirándole a él y a ella de reojo para aprender de ella a ser una buena sumisa...y deseando que me hiciera bajar a mi primero, tenía que ser yo, no me podía dejar allí y disfrutar de ella....

Como no, una vez más estaba decidido a castigar mi orgullo y le dijo a la otra que bajara, la llamó "perra" y como tal a los pies de mi amo, y como tal a cuatro patas, mostrando su sexo húmedo, dispuesta para ser usada...

- "No mi Amo, úsame a mi" le dije.

- "Calla y disfruta", dijo él.

Como supone que voy a disfrutar en esta jaula mientras él....mientras él....

Diciéndome esas palabras me sorprendí a mí misma, mirando con atención la escena que en la cama de abajo está teniendo lugar.

Ella seguía a cuatro, apoyando su cabeza curvando su cuerpo que hacia resaltar sus nalgas redondas y tersas, y entre ellas, su ano, cerrado, intacto y su sexo, húmedo, mojando sus piernas al resbalar sus jugos por ellas.

Mi amo, solo la miraba hasta que sacó su sexo del pantalón, lo pasó como deseando notar su calor por su sexo y mojaba su ano con su propia pasión. 

Su polla, sin previo aviso, entró en su culo, produciendo en ella un gemido seco, que prácticamente ni se permitió exteriorizar. 

Parecía que disfrutaba con cada empujón que mi amo le daba y él al verla dispuesta para él, se calentaba como un calderín de vapor, cada vez más intenso, más rápido, más enérgico. El cuerpo de ella hacia movimientos hacia delante y atrás cuando el salía y entraba de su cueva...


Sale de ella, la gira, observo en sus ojos, el placer de la sumisión que tanto deseo, le sube las piernas, y hunde la cara en su sexo. 

No puedo creer lo que estoy viendo....¿porque le da placer a ella? ¿porque no solo la usa? de nuevo mi egoísmo asoma, pero solo exteriorizo las lagrimas que se escapan de mi sin poderlo evitar...

Mientras ella se abandona al placer que él le está regalando...noto una sensación extraña en mi entrepierna. Bajo mi mano para comprobarlo y saco humedad de allí. Miro mi mano, y me sorprendo de que realmente esté excitada de ver a mi amo con esa sumisa angelical.

No sé si mi amo se ha dado cuenta de ello, pero justo realizar esta comprobación, mientras la sumisa se queda disfrutando del orgasmo que acaba de sentir, él viene hacia mi abre la puerta de la jaula que retiene a mi cuerpo y a mi mente, y me invita a salir. 

Cojo su mano que me guía hacia la cama donde está ella. 

Cierro los ojos, me tumbo, esperando su placer, cuando me sorprendo con el cuerpo de ella sobre el mío y mi amo mirando con ojos libidinosos disfrutando ante la escena de ver a sus dos perras retozando para él. Decido probar esa experiencia nueva que me está regalando, tal y como minutos antes me había dicho.

Es ella la que mientras lame mi sexo, pellizca mis pechos, con cierta presión y torsión que me eleva a abandonar mi cuerpo en sus manos, al placer de una mujer, delicada, suave pero precisa. Conoce mi cuerpo como si fuera el suyo propio y me prepara para recibir el vigor de mi amo con un masaje forzoso sobre mi clítoris mientras con su lengua relaja la cueva entre mis nalgas...


Esta relajada excitación da paso a la pasión animal impuesta segundos más tarde por mi amo.  
Agradecida por esa experiencia, le cedo mi culo como si fuera suyo, y así lo entiende él, cuando mi postura le invita a entrar con fuerza en él, mientras la otra chica, extasiada por el placer que ha sentido, y que sigue sintiendo, nos mira deseosa de placer.

Delante de mí, abre sus piernas y tras ver su excitación, mientras mi amo se emplea en mí, separo con mis manos sus labios, buscando lamer ese botón hermoso que muestra el deseo con su inflamación. 

El movimiento de los tres se acompasa, cuando mi amo me empuja hacia delante me aproximo más a su clítoris y cuando retrocede retrocedo mi lengua hasta su vagina.

Antes de correrse, mi amo me ordena que haga correrse a esa puta que tengo en mi boca... Obediente, lamo su sexo como si al sorberlo me diera más placer a mi que a ella, hasta que sus movimientos me indican que el orgasmo está a punto de llegar a ella. En ese justo momento mi lengua presiona hacia el interior de su cuerpo sobre su clítoris, prácticamente inmóvil la mantengo allí hasta que la silenciosa sumisa deja su silencio para inundar la estancia con un grito pronunciado y agónico que anuncia su final.

Extasiada se queda en la cama, mientras él, se levanta, me levanta y me lleva hacia otro rincón, delante de esos artilugios que antes observaba temerosa, y ahora fuera de ello me producen excitación. 

Mis ojos hablan esta vez por mi boca, que deseosa de su sexo se lo piden. Sin tener que suplicar mucho, su polla se encuentra en mi boca, tersa, fuerte, vigorosa, caliente.  

Deseo su leche, pero parece no estar dispuesto a dármela aún, pues cuando el momento se aproxima sale de mi boca para mantener su polla tersa durante más tiempo.

No tardé en entender el motivo de no quererme regalar aún su pasión, sin darme yo cuenta, no había tenido el placer de correrme aún, y él, tan severo como generoso, quería darme ese regalo antes de tomar el suyo.

Cogiéndome como muñeca rota por la pasión me acercó a una mesa cercana, y depositándome en ella, me folla, como si la vida le fuera en ello, con tal vigor, que su movimiento empuja la mesa hacia el rincón más separado de la estancia, donde ni siquiera la bella sumisa podía vernos...

Me abandoné por completo y mi perdición no llegó en aparecer. Fue entonces, justo el momento antes, cuando me giró en la mesa, dejando mi sexo a la altura de su boca, y mientras azotaba mis nalgas con sus fuertes manos, me lamía, introduciendo su lengua en mi vagina, recogiendo el riego de mi pasión, hasta que el dolor en mis nalgas y su ágil lengua se unieron en un solo sentir...el orgasmo era suyo, estaba en sus manos y por fin me lo regaló...

En mis ojos agradecimiento, en mi cuerpo, la extenuación de su pasión que pedía sumiso que se sirviera de mi para llegar él al clímax.

De rodillas me dejó mientras fue a buscar al ángel sumiso, lo colocó a mi lado, y delante nuestro, mientras se masturbaba, esperábamos su leche con la boca abierta, deseosas de ser regadas por él. 

No tardó en llegar, y como amo generoso, la repartió a partes iguales entre las dos sumisas que a sus pies lo esperaban.

Debo deciros, que desde esta tarde, que he vivido estas experiencias, miro con ilusión al futuro, y mi cuerpo y mi mente desean experimentar nuevas sensaciones. Jamás hubiera pensado que me gustaría compartir a mi amo, iba a ser un castigo hacia mí por mi egoísmo, pero lo he disfrutado como buena perra sumisa.

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