En Tu sueño te miro,
observo Tus ojos entornados
que ahora no me miran,
me deleito con el tacto de Tu piel,
bajo las cálidas sabanas.
Tan deseado este tiempo,
y ahora tan cercano,
que ni un segundo puedo perder
de contemplar Tu ser.
Me abrigo de Ti,
haciéndome pequeña,
adaptando mi contorno
a Tu acogedor cuerpo.
Me invita,
me envuelve,
me embriaga,
me pierde.
No despiertes aún
mi amado Señor,
deja a esta sierva
saciarse en silencio,
del calor de Tu piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario