Como a todo el mundo me gusta expresar mis caprichos, me encanta cuando se atienden mis peticiones, y se me conceden los deseos...
Pero también, y sé que ésto ya no es tan común, siento placer al contener mis antojos, cuando mi Señor así lo decide.
Es un placer interno, de saber que soy capaz de decirme a mi misma "ahora no", por tal de satisfacerLe con mi obediencia.
Soy muy "pidona", pero cada vez más, sé que mis peticiones no tienen porque ser concedidas, y que no tiene que haber un componente negativo asociado a esa negación, sino que el aprendizaje de la sumisión, conlleva contención y aceptación de las decisiones de mi Señor, y si Su deseo es que esta, Su esclava, aprenda para ser Suya, acepto de buen grado esta importante lección.
A Tus pies mi Señor.
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