Fantasmas abrigados

En estos últimos días, mi Señor ha compartido en su blog una saga de “temores sumisos”, los cuales me han hecho meditar bastante, sobre dos temas, los cuales me gustaría dejar constancia en mi refu, pues creo que me puede ser útil, y quizás a alguien más le sirvan para algo.

En primer lugar me ha hecho pensar en cómo, a pesar de que no creía en ello, de hecho ni me lo planteaba, Él es capaz de ver a la perfección, como si lo viviera en su propia piel, los temores más significativos que albergo, y expresarlos mostrando una gran empatía con los momentos que describe.

Mi Señor es una persona con una gran seguridad en sí mismo, que es capaz de controlar y controlarse en las situaciones en que muchas otras personas, perderían rápidamente la paciencia y se dejarían llevar por los impulsos. Ello siempre me ha llevado a pensar que no tenía temores, que sentía las situaciones siempre bajo control y no tenía miedos internos.

Pero hoy, gracias a esa saga, veo que una persona que es capaz de expresar un temor con esa exactitud y con tanto sentimiento en las palabras, es porque lo ha sentido, no quizás en el mismo contexto, pero si ha sentido temores y ha tenido que luchar por salir de ellos.

Quizás haya quien piense que es una debilidad, pero para mí es demostrar una vez más su grandeza, porque lo difícil no es no tener temores, sino vencerlos de manera que no controlen tu vida, y ser tu quien los gobierne. Mucho mérito tiene que jamás le haya visto dejarse llevar por ellos, y ahora sé que no es porque no los tenga….Me ha conmovido y aún lo admiro más.

Por otro lado, al ir viendo cada día, expuesto en su blog un temor distinto e ir viendo que toooodos ellos los albergo en mi interior, me he parado a pensar en ellos, y siento que no solo tengo esos, sino muchos más. Por suerte, ha finalizado la saga ya, dejándome algo de “dignidad”, pues me temía que si seguía iba a ir viendo que también los poseía y eso en sí mismo ya generaba un temor…uf…que complicada soy!.

Creo que los temores son, como he puesto en el título de este post, FANTASMAS ABRIGADOS, porque si me paro a analizarlos, ya sabéis de mi maldita mente analítica, veo que son fantasmas del pasado, situaciones vividas o sentidas en tiempos anteriores que dejan mella en mi interior y abrigados por las inseguridades se magnifican en cuanto un reactivo determinado aparece dando lugar a la reacción, normalmente en cadena.

Hay quien opina que los temores aparecen porque sí, de manera espontánea, pero yo no creo en eso, siempre hay un motivo, por muy ínfimo que sea, a veces inapreciable, que hace que el temor se destape.

A veces no somos conscientes, pero si nos paramos a verlo y somos sinceros con nosotros mismos, podremos ver cuál es el reactivo desencadenante. Puede parecer que eso no importa, que lo que hay que hacer es no dejarse llevar por el temor, pero si somos capaces reconocer, como si de una composición química se tratara el reactivo activador podremos por un lado ver la realidad del alcance y por otro aislar ese reactivo para que en futuras ocasiones no active la reacción.

De todos modos, es imposible, porque somos humanos (aunque no sirve de excusa) minimizar absolutamente todos los temores. Creo que debemos ser conscientes de su existencia, conocerlos y tratar de darles la importancia que tienen. No es bueno pensar en ellos constantemente porque limitarían nuestros pasos ni tratar de olvidarlos porque en su justa medida nos mantienen precavidos.

Y para acabar, centrándome ahora en los temores propiamente sumisos, decir que a parte de un control personal ineludible, veo indispensable también la confianza en el Amo para hacerle conocedor de ellos, y la comprensión del Amo, que no la complacencia, para trabajar unidos en su contención.

Y…ahora os dejo ya en paz, perdonadme por el rollo, no pretendía alargarme tanto, pero la síntesis es una de mis muchas asignaturas pendientes.

Deseo que paséis un buen día y los fantasmas no os azucen.