Pleasure Shelter: ¿Por qué palpita?

miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Por qué palpita?


Hoy al levantarme, tan solo coger consciencia, me di cuenta de que mi corazón palpitaba mucho más rápido y fuerte de lo normal. Sé que cuándo me pongo nerviosa o hago algún esfuerzo extra, mi corazón siempre reacciona de un modo exagerado. Ya estoy acostumbrada a sus salidas de tono y suelo controlarlas bien, excepto en alguna ocasión en que me ha dado algún sustillo a mí y sobretodo a los de mi alrededor si no conocen sus vicios.

Me senté en el borde de la cama, apoyé las manos en ella y sentí el vértigo que esa situación me proporciona. Puede parecer una locura, pero en esos primeros instantes es algo embriagador, y reconozco cierto placer en el instante, aunque sé que de ir a más se torna desagradable y peligroso si estoy sola. 

Ante esa amenaza inesperada, pues no suele suceder en estado de reposo, controlé mi respiración, y debido a la facilidad de esa tarea, me di cuenta que los síntomas no eran los mismos que en otras ocasiones. Mi respiración era pausada,  profunda y relajada. No había peligro, no era necesario que me preocupara de nada y podía abandonarme al momento.

Me tumbé en la cama, y me permití sentir a ese corazón galopar prestándole la atención que reclamaba. Me sentía viva, con fuerza y energía de buena mañana.

Sin saber cómo, mi atención se desvió, pues mi corazón había mutado su ubicación. Tenía que comprobar lo que me estaba sucediendo en ese nuevo lugar. 

Bajé mi mano muy despacio por mi vientre y alojé mis dedos en mi sexo. Sorprendida mis dedos resbalan por la humedad que me ofrecía.

Sentí en un primer instante la vergüenza consumirme, pero tras un segundo me dije “¿qué coño (nunca mejor dicho), vergüenza de que, dana?”.

Mi mente viajó hasta mi Señor, que imaginé ocupado en sus tareas, ajeno a la reacción de mi cuerpo y sentí la emoción al comprobar que los “buenos días, mi Señor” lanzados al aire en mi despertar, hacían reaccionar a mi cuerpo. 

Este cuerpo mío cedido a mi Señor cada vez está más dispuesto a ser usado, su reacción ante cualquier estímulo de Él es rapidísimo y se encuentra preparado para mostrarle a mi Señor cuanto le desea.

Puse mi mano plana sobre mi sexo, apreté con fuerza pero sin hacer ningún movimiento en él. Noté su calor, su humedad y ese suave palpitar que me hacía entrar en el bucle de la lujuria. Fueron unos instantes en que no era yo sino Él quien me palpaba, no era yo sino Él quien me provocaba, no era yo sino Él quien iniciaba el juego con sus dedos entrando dentro de mí con suavidad, notando la flexibilidad de mi vulva a su paso….Pero….un momento…estaba sola, Él no estaba…y no eran sus dedos sino los míos los que se adentraban.

Sentí temor…imaginé sus ojos pero no como me gusta verlos, sino con esa mirada que me diría “¿quién te dio permiso esclava?¿qué hace tu mano invadiendo ese coño que no te pertenece?”…

Salí de mí con rapidez, bajé la mirada y me sentí, ahora sí, avergonzada por mi poco control…Era momento de calmar mi respiración y centrarme en otra cosa que no fuera mi palpitante sexo que pedía con insistencia ser usado, porque sé que a esta sucia gatita no le está permitido darse placer sin que su Dueño lo autorice…

Paré a tiempo, pero sé que es muy terco y…no parará de insistir…

Mi Señor…¿acabamos lo que empecé?....




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