Pleasure Shelter: Viaje al recuerdo sin tamizar.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Viaje al recuerdo sin tamizar.

El instinto me guía a viajar, a recorrer lo vivido, desde esos tiempos cercanos, que por todo lo acontecido parece imposible que lo sean. Veo aquellos primeros días en que asustada de lo que creía intuir en mi misma me negaba a seguir viendo, divagando entre mis sentimientos y mi coartada razón, luchando entre lo que era y lo que creía deber ser. Había instantes de valentía, en que me sentía con fuerzas para dejarme sentir, pero a los pocos segundos, el miedo me hacía huir de mis propios pensamientos. En ese zigzagueo unas letras aparecieron en mi vida, ajeno a todo seguías expresándote, dejando para mi deleite tus palabras navegar hacía mí. Me tomé la libertad de hacerlas mías, de experimentar con ellas, de empaparme de los vocablos unidos, e investigar que podría llegar a sentir si fueran realmente míos. Me asusté del deseo, quise salir corriendo, pero el imán de tus palabras ya me había reclamado, encadenándome, ahora lo sé, a lo que era irremediable. Muchos porqués, muchos quizás, muchas y muchas cosas temía y deseaba a la vez. Necesité un empujoncito para dejarme ver, para luchar, según me dijeron, por aquello que sentía. Era cierto, a unas malas tan solo podía ganar un buen amigo y mucha experiencia en mi camino, y a unas buenas, estar como estoy. Aparecí tímida en tu presencia, dejándome llevar por mi manera de ser, y en breves instantes tu cordialidad me hizo sentir en mi propia casa, pudiendo mostrarme sin miedo, expresarme y recibir respuesta a infinidad de cuestiones que allí se planteaban. A partir de entonces, mi mente no paraba de desarrollar ideas, algunas confusas que necesitaban más alimento, otras lúcidas pero desconocidas. Y, a partir de ese momento también, mis sensaciones aumentaron, pasaba del frío al calor, me sentía viva, con ganas de continuar. Sentí la necesidad de dar un paso más, y sin saber como tus palabras fueron solo para mí, en esas conversaciones imprevistas, a distintas horas, nunca programadas pero siempre esperadas. Me mostraba algo distante movida por el respeto a aquella persona que pensé te servía y a la que realmente creí dedicabas tus palabras. Jamás pregunté ni me sacaste de dudas, pero quisiste conocerme, me hablabas sin miedo, exigiendo que fuera yo misma a pesar de mi timidez. Fue fácil confiar en ti, sencillo abrir mi temeroso corazón y mostrarme con mis millones de incertidumbres y todas mis ilusiones. Me sentía como un ratoncito a punto de ser diseccionado por ti, pero mi propia curiosidad me hacía gritar en silencio que continuaras, que yo misma quería ver que tenía oculto. Imagino que tu intuías mi deseo, mis ganas de ser parte de ti, de desarrollarme en aquello que llevaba guardado y deseaba depositar en tus manos. Me contenía por temor a ser atrevida en exceso, porque una cosa es fantasear con los sentidos y otra muy distinta hacerlo realidad. Quería vivirlo pero no como un juego, sino que presentía que era algo real, pero evidentemente dudaba de mi capacidad. Me sentía pequeña, inservible y poco digna de solicitar una guía para conseguirlo. No hizo falta, a pesar de mi impaciencia, al poco tiempo comprobé agradecida que deseabas conducirme y comprendí ruborizada que era yo la elegida. Ninguno de los dos sabía donde nos llevaría, nos veíamos ilusionados pero a la vez precavidos pues eran muchas cosas las que teníamos que vencer día a día, propias de nuestras propias vidas, y propias del camino que teníamos delante. Nos arriesgamos, apostamos en un inicio por ir conociéndonos algo más, por dedicarnos un tiempo, darle un valor extra a nuestra ya amistad. Sin darme cuenta, pasé de llamarte por tu nombre, a sentirme tuya y ser para mi "mi Señor". Tantas coincidencias, tantos sentimientos parejos, tantos pensamientos similares nos unían, que empecé a sentir que seriamos capaces de continuar. Me sentía segura en tus manos y eso me condujo a las primeras enseñanzas, a las primeras lecciones y correctivos. Ya no solo eramos amigos, sino Amo y aprendiz y como tal deseabas que me comportara. Lo comprendí no muy rápido, pero así fue a partir de entonces. Fui conociéndote, fui deseándote, fui sintiendo, luchando, y asumiendo. El camino estaba trazado por ti, y cegada en ocasiones por la luz que desprendías y mi propia oscuridad continué, palpando tu mano, intuyendo tu presencia en mis mayores temores. Llegaron los planes, reales y tangibles, era momento de vernos, de organizar el encuentro. Pensé que debía hacerlo, era una prueba de fuego, para los dos, allí se decidiría si realmente sentíamos, si ese vínculo era real. De nuevo un escalón por superar, pero necesario. No daré detalles porque ambos lo vivimos, y sabes cuando exactamente, en el instante justo en que me entregué, ese en que sentí mi ser posado en ti. No había miedo, no lo tuve en todos los días que pasé junto a ti. Muchas pruebas, mucho a lo que enfrentarme, sensaciones nuevas, deseos y luchas. Fui con la maleta llena de ilusión por entregarme y volví con ella repleta de entrega e ilusión por seguir haciéndolo. A la vuelta, todo había cambiado, la realidad me había alcanzado. Contemplaba el collar en el espejo rodeándome como tus brazos lo habían hecho, recordándome que había dado un paso más, y que aunque me parecía un sueño tenía pruebas de que había sido real, así me lo mostraba mi cuerpo y mi mente que no se evadía de aquellos instantes. Completamente distintas fueron nuestras andanzas a partir de entonces, yo convencida de servirte y tu seguro de mi entrega. Inflexible, cariñoso, humano, exigente, comprensivo, millones de adjetivos que fui adquiriendo sobre tí, conformaban tu persona y te daban entidad. Te descubría y me descubría. Hubieron muchos otros encuentros, todos ellos muy distintos entre si, desmontando expectativas creadas, y abriendo mente y corazón. No sin esfuerzo fui aprendiendo y vislumbrando cuanto me quedaba por aprender. Lloré mucho, de dolor, de placer y de felicidad, y todas esas lágrimas me hicieron crecer. Reí mucho de nervios, de alegría y de pura diversión y se liberaron esas tensiones que se crean en el camino. Ha habido muchos momentos que recuerdo con claridad de entusiasmo y muchos también de dolor, un dolor por no comprender, por no llegar a dar, por tener que aceptar mis fallos. Me decido a abandonar ese viaje y llegar al momento actual, no tan distante de aquellos inicios pero a la vez lejano por las múltiples experiencias adquiridas a su paso. Soy la misma a pesar de que puedan observarse diferencias, de hecho creo que nunca he sido más yo misma que ahora, pero esas diferencias son debidas a un orden de sentimientos, a un priorizar mi felicidad antes que mis temores, es un dejar salir a la luz lo que soy y siento, es no limitarme, es permitirme sentir.

Mucho hemos recorrido mi Señor, y muchísimo más siento, intuyo, que tenemos por recorrer, pero si estás a mi lado lo veo posible, no me causa miedo si tengo tu guía. Sé quien soy y que siento, sé que habrá lucha en la doma y momentos dulces tras la batalla, pero lo vivido hasta el momento me da las armas para saber que todo tiene una finalidad, no definida ni planificada, no cuadriculada ni trazada de antemano, sino la finalidad de vivir unidos lo que sentimos, de darnos la oportunidad de desarrollarnos y crecer juntos. Donde llegaremos no lo sabía en los inicios ni lo sé ahora, pero la magia de esta aventura reside en dar un paso más y ver que sentimos al darlo, aprender unidos, tu a conducirme y yo a complacerte, para así ser cuanto somos, tu mi Señor, yo tu esclava.


Sé que lo sabes, pero no puedo dejar de agradecerte el poder haber realizado durante esta pasada noche este viaje al recuerdo (demos gracias que solo puse aquí un resumen...), porque haberlo podido hacer significa que me lo has concedido, que apostaste por esta novicia y creíste en mí, me regalaste la oportunidad de Ser a pesar de lo poco que te podía aportar. Un gesto de generosidad por tu parte, igual que la dedicación que me concedes a diario, para con Tu presencia continuar mi enseñanza, que sé y confío en que no acabe nunca. Restarás importancia, no porque no la tenga, a mis palabras de agradecimiento, pues bien conozco tu sentir al respecto, pero como así lo siento y jamás niegas cuanto siento, así lo expreso.

Así que...feliz de poder decir....A Tus pies mi Señor.



5 comentarios:

  1. Ok.
    Esto sí fue largo.
    JAJAJAJAJAJA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    (Aún así... no meme, jijijijijiji)

    Pero no seré yo quien tamice.
    Los recuerdos, cuando así... son geniales a borbotones.

    Purrrrrrrzzzzzzzzzzzz....

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  2. nenaaaa...pues suerte tienes que no puse la versión largaaaaa....si eso ya te la mandaré...jijijiji

    si...realmente geniales!!!...la mejor forma de pasar una noche de insomnio que se convirtió en una noche maravillosa...

    Un besito....miiiiiiiaaaaaaaaaaaaooooo

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  3. Con permiso, te leo mucho pero no soy de comentar, pero esta entrada me ha puesto los pelos como escarpias, cuántos sentimientos expresados en esta página, cuánta emoción de todo tipo!! Uf!!

    Felicidades porque tu camino recorrido te ha llevado hasta un bonito lugar.. y lo que te queda por recorrer aún.

    Gracias por compartir con el mundo esto tan maravilloso!!

    Muchos besos!!

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  4. Yo de nuevo, de XY-XX nada, ese no es mi perfil habitual, es lo que tiene ser multifunción jajaja!! Esta si soy yo, la de verdad!! mil perdones!!
    Más besos!!

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  5. Su....vaya...me has dejado conmovida con tus palabras, de verdad que es un gran halago ya en si mimso que lo hayas leido y mas aun tus preciosas palabras...

    Ya sabes que puedes venir siempre que gustes, y comentar siempre que lo desees...por supuesto!

    Un besitooooo!

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