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No me apetece otra cosa que no sea centrarme en sentirte, refugiarme en aquello que pertenecerte me aporta, perderme en las emociones de servirte, buscarte en cada instante y no alejarme de Ti.

Esta misma esclava que anhela vivir Su sumisión con intensidad, conociendo lo que le reporta, estos últimos días ha errado, causando decepción a quien debe complacer, pagando con su propio dolor la pena de no actuar como desea, dejándose llevar una vez más por mil motivos que no son excusa. Me duele hablar de ello, y más aún recordar el sufrimiento en Tu ser.
He sido aleccionada y el dolor y la vergüenza son ahora recordatorio de mi mal hacer.

Me siento agradecida por la corrección y por la oportunidad que representa para mí Tu exigencia, pues es la que me hace reconducir mis desvíos, levantarme tras cada caída y continuar avanzando a Ti.

Seguiré trabajando, con Tu doma, porque mi mayor deseo es ser Tu obediente esclava.