En este día, en cualquier otro momento de mi vida, a diferencia del resto de días me hubiese levantado con esperanza, esperando que quizás fuese diferente y algo mágico sucediera. Nunca he sido de soñar despierta, porque solía doler al despertar, pero en este día siempre me lo he permitido. 

Necesitaba creer, tener fe en que era posible algo distinto.

En este día luchaba porque nada me lo estropeara, e implantaba la sonrisa en mi cara porque quería sentirlo especial, y parece mentira pero a pesar de todo, aunque mi entorno pusiera todo su esfuerzo en que fuera un día más, esas ganas siempre conseguían que fuera algo distinto. 

Era rebeldía, esa que tanto me caracteriza, que hoy en ocasiones, juega a mi favor y otras completamente en contra, pero no hace tanto tiempo, era completamente necesaria, y pataleaba y ponía todo mi empeño en contradecir aquellos que no creían, aunque seguramente tenían razón.

Le daba importancia a este día, porque ansiaba que lo fuera, pocos días al año me esforzaba por ello pero hoy era uno de ellos.

Me sorprendo hoy sintiendo, por fortuna, que es un día más, y no un día más porque sí, no un día sin valor, sino que es un día tan especial como todos los que componen el año.

No tengo que esforzarme por poner la sonrisa en mi rostro porque hace muchísimos días que surge de forma natural, no debo soñar despierta porque vivo en ese sueño, no tengo que forzar mi fe porque simplemente creo. Tengo esperanza en mi día a día y eso creedme que no tiene precio para mí.

Es por Ti, mi Señor, que hoy es un día tan especial como los demás, porque cada día a Tu lado me entrega a la fantasía, a la ilusión y al gozo de hacer realidad aquello que siento.

Gracias por hacer de mis días un desafío y darme un motivo para sonreír estando a Tus pies.

Es por Ti, mi Señor, porque te pertenezco, porque te deseo, porque te amo.