Pleasure Shelter: UN CASTIGO...

lunes, 20 de septiembre de 2010

UN CASTIGO...

Era una orden sencilla, tan solo debia obedecer lo que me habias indicado la noche antes, y así hoy no hubiese tenido problemas.

Cuando hablé contigo no estabas nada contento, decías que hacía días que mi actitud te molestaba, que habias intentado mirarlo en la distancia para que tu enfado fuera menor, y que por eso no me querias ver, que perferias dejar pasar unos dias para controlar tu ira...

Me hablabas y no sabía a que te referías, quizás estaba más fría, más distante, pero solo era porque tengo muchas cosas que ocupan mi mente. Te referirías eso? te molestaba que no estuviera por ti?...

Decidiste quedar conmigo, pero no sin antes darme unas claras ordenes que debia cumplir si deseaba mejorar mi situación.

Las ordenes eran:

- Debia estar muy puntual en el anden de la estanción. A las 22h en punto.
- Debia llevar un vestido negro, con escote y ni muy largo ni muy corto.
- Debía llevar el pelo suelo.
- No debia llevar perfume, ni colonia.
- No debia llevar nada que adornara mi cuerpo, como pendientes, anillos, etc.
- Debia ir sin ropa interior.
- Debia llevar zapatos de talon.

Con estas ordenes, pensé que deseabas satisfacer alguna de tus fantasías y pensé que todo se trataba de un juego, así que, quise poner de mi parte y sorprenderte.

Estuve puntual a las 22h en las estación. No sabia a que vía debía dirigirme, en tus indicaciones no mencionabas a donde íbamos, así que decidí esperar arriba para verte llegar.

El tiempo pasaba y no llegabas, al principio pensé que habrias encontrado algun atasco, o habrias tenido algun problema...Después empecé a mirar mi movil esperando ver un mensaje o una llamada tuya que me explicara tu retraso. Cuando habia pasado casi una hora, empecé a enfadarme, pensando que quizás ese era el castigo que querías darme por mi actitud.

Enfadada me decidí a salir de la estación deseando no volver a verte...pensando mil palabras desagradables que te podria decir si te viera. Estaba furiosa y me dirigía rápidamente hacia la salida, cuando algo me retuvo bruscamente cogiendome del brazo por atras.

- Donde coño vas? me dijiste.

Empecé a insultarte, a decirte que llevaba una hora esperandote...Ni siquiera recuerdo todo lo que te dije, porque me dejé llevar por la ira que sentía en ese momento, al verme humillada, allí sola, sin siquiera ropa interior. Me sentía observada y humillada por la mirada de los viajeros.

No decías una palabra, seguías cogiendo mi brazo con fuerza y tu mirada se centraba en mis ojos, como una pantera controla a su presa que se revela ante su ataque.

No tuve mas remedio que calmarme cuando me diste un tiron del brazo haciendo que mi cuerpo se dirigiera hacia la via. En ese momento, ví que mi ira había empeorado la situación, y sentí cierto miedo a tu reacción.

Iba callada, delante tuyo en las escaleras mecánicas. Te sentía cerca, tanto que era capaz de notar tu respiración moviendo mi pelo suelto. Mi vello se erizó sintiendo cierto placer que me llevó a desear mirarte.

No me permitiste girar la cabeza, acercandote a mi y susurandome: ni se te ocurra, camina recto, dirigete hacia el final del tren y sube. Yo iré detras de ti.

Tu voz fuerte y segura, resuena en mi mente y me excita.

No te lo puedo mostrar puesto que estas enfadado conmigo y podria ser peor si crees que no te tomo en serio.

Junto mis piernas para evitar que mis jugos resbalen, dado que no hay ropa interior que los pare.

Nos sentamos al final del vagon, tu enfrente mio. Yo con la mirada baja, apartada de ti, con los brazos cruzados para disimular mis pezones y las piernas muy juntas.

Me atrevo a alzar la vista para observar si hay más pasajeros, y no parece que nadie haya subido al tren, así que pienso en relajarme, para ver si consigo distraer a mi propio cuerpo.

Un azote en el lateral desnudo de mi pierna, me recuerda nuestro trato de no cerrar las piernas cuando estoy contigo, pero te digo que  hoy no puedo, no ahora, mejor cuando lleguemos al destino.

Dices: No es una pregunta, es una orden, y creo que no te conviene desobecer de nuevo. Además, no hay destino, tu destino es este vagón, de este tren. Es aquí donde pagaras por tu actitud.

Inmediatamente abro las piernas y descruzo los brazos dejando entrever mi excitación por la situación.

Rápidamente noto su mano deslizándose por el interior de mis piernas. Bajo el vestido, muy lentamente, se acerca a mi sexo desnudo, y añade un gesto de aprovación cuando antes de llegar a él detecta mi humedad. Mis jugos resbalan con su contacto.

- Estas prepada?, dice.
- Si, respondo. Un solo si, acompañado de silencio a continuación.
- Pues vamos a ello. Aprenderás a mantener una buena actitud hacia mi. Te iré explicando mientras recibes tu castigo los motivos que me llevan a él, y si prometes recibirlo sin quejas tendrás tu recompensa.
- Un nuevo "si" sale de mi.

Me alarga la mano, me levanto y dejo guiar mi cuerpo para adoptar la postura que deseas.

Estando de rodillas en un asiento, y con las manos en el asiento del otro lado del pasillo, subes mi vestido dejando mis nalgas al aire.

El tren circula rapido, sin parar siquiera en alguna estación, como si estuviera fuera de servicio, o mejor aún, como si estuviera a tu servicio, igual que lo estoy yo en ese momento.

Con el mismo ritmo acelerado del tren, azotas mis nalgas, derecha y izquierda reciben el mismo trato. Al principio era agradable, pero me desconcertaba la idea de estar allí en tus manos, recibiendo un castigo a mi actitud.

A medida que tu voz sonaba para explicar el motivo del castigo, el desconcierto daba paso al dolor y a la excitación. No podia quejarme, no deseaba hacerlo, aunque los gritos en silencio, se convertian en gemidos que hacian más evidente todavia la humedad.


No me oias quejarme, y insitias en los azotes, hasta que dejé escapar un "ai"...En ese momento acariciaste mis nalgas y tu voz se volvió terciopelo para mis oidos: Nena, ya está, lo has hecho muy bien.

De nuevo desconcierto, puesto que tu castigo pretendia seguir, pese a tu aviso de no querer oir quejas, hasta que una de ellas saliera de mi. Creo que estabas comprobando mi sumisión, y te pareció suficiente. La verdad es que a mi también me lo pareció cuando al levantarme oberservé mis nalgas completamente enrojecidas y tan calientes como mi sexo.

Vi desaparecida la furia de tu rostro, para dejar paso a la mirada lujuriosa, que desea tomar mi cuerpo.

Tomame, te dije, dame placer para compensar mi castigo.

De nuevo me indicas que debo adoptar la misma posición, y siento miedo de que mi petición te haya molestado, pero no deseo questionar-te. Me apetece ser tuya como desees.

En esa posición, con mis propios jugos, mojas mi cueva, para preparar tu entrada. Suave introduces los dedos, jugando en mi para hacerte sitio.

Mi culo abierto, expuesto a ti, esperando tu entrada, y mi sexo mojando mis piernas y el asiento que tengo debajo de mi, hacen que tu polla se muestre magnifica, explendida, tersa y caliente.

Con suavidad entras la punta, y con brusquedad acabas de meterla hasta el fondo despidiendo de mi un hondo quejido que demuestra dolor y placer.

El vaiben del tren favorece tu movimiento dentro de mi, mientras con tus dedos juegas con mi clitoris para darme mayor placer.

Estoy a punto de perder el control y dejarme llevar por la pasión hasta llegar al orgasmo, cuando frenas el ritmo para evitar mi llegada.

Te pido que no pares, que me des fuerte, que pierdas el control dentro de mi...

No puedo acabar de mencionar estas palabras, cuando se ven entrecortadas por tus impulsos dentro de mi.


Pronto de nuevo la excitación máxima invade todo mi cuerpo y no soy capaz de controlar el movimiento. Gritas: SI NO PARAS ME CORRO EN TU CULO!!!

Ante esas palabras mi movimiento aumenta, hasta escuchar unos gruñidos que me indican que estas a punto de vaciarte en mi. En ese momento, mi descontrol es máximo y olvidandome de todo me sumerjo en el orgasmo maravillo que me estas ofreciendo....

No acabas dentro de mi, sinó que justo cuando tu leche sale de ti, sales de mi culo para mojar mi espalda mientras comentas que te encanta ver derramada tu leche en mi piel, cubrirme con tu pasión para verme tuya.

Me ayudas a levantarme. Nos sentamos mirándonos, sin poder evitar la sonrisa en nuestra cara, y la complicidad de haber compartido mucho más de lo que la mayoría comparte. Ese juego, ese castigo, esa pasión.

Como podré olvidar ahora que estoy en casa, sin ti, lo que me has hecho sentir...Como puedo dejar de desear estar contigo y que me llenes. Como dejar de compartir esos momentos de pasión...

Te deseo. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario