Pleasure Shelter: con esa actitud...

domingo, 13 de febrero de 2011

con esa actitud...

En el bar donde solíamos tomar café a primera hora de la mañana, con nuestras respectivas cara de sueño, pero con la ilusión de vernos, aunque fuesen esos diez minutos antes de ir a trabajar, de darnos los buenos días, de ese beso fugaz, de ese roce esperado...lascivo y oculto a los ojos de los demás...

Allí fue donde quedamos...y allí fue donde me dirigí vestida como a ti te gusta.

Mis tejanos, ajustados pero sin pasarse.
Mi camiseta blanca, dejando entrever mis pechos pero sin mostrarlos.
Mis botines de talón.
Maquillada ligeramente, tan solo para matizar no para ocultar.
Mi pelo recogido en una coleta para mostrar mi nuca desnuda.

Esperaba verte y mi respiración era agitada, como acostumbra a ser cuando te espero...Me invito a mi misma a la calma pero mi cuerpo parece no obedecerme. No entiendo porque obedece a tus deseos y se revela siempre a los mios...

Sentada en la barra, me piden que tomaré, y contesto que te espero...

Cual es mi sorpresa que me dicen..."si le esperas a Él ya se fue, pero dijo que te reservara esa mesa"...

Decepcionada y enfadada, decidí obedecer tu orden y sentarme allí, en el sitio que me habías reservado...para llorar tu ausencia...

Al llegar a la mesa, vi una servilleta escrita y encima unas llaves...

Leí nerviosa: "esclava, tomate algo durante media hora, después coge estas llaves, sube a tu coche, sigue la última ruta de tu gps y ven a mi. Te espero"

Sentía una gran excitación por sus palabras, había preparado algo para mí, su esclava, y eso era emocionante para mí.

También sentía algo de desasosiego y enfado conmigo misma. Nadie lo había notado, pero yo sabía que había vuelto a desconfiar de Él, que había vuelto a dejarme llevar por la negatividad y me había enfadado sin tener paciencia suficiente para descubrir su regalo...

Sabía que eso le decepcionaría y seguramente merecería un castigo...pero...¿que debía hacer? ¿se lo decía? ¿lo olvidaba? ¿era dejarle de ser sincera? sentí dudas...pero...pensé en dejarme llevar, en seguir sus ordenes...y ya veríamos donde nos llevaba todo aquello...

Me tomé un refresco, acalorada por la emoción, viendo como las agujas del reloj se movían con la lentitud que las caracteriza siempre que deseas que el tiempo pasa rápido.

Recordé su consejo..."respira, respira hondo, cálmate"...y en ese pensamiento me concentraba mientras esperaba....Sabe que me falta paciencia, y en cada una de sus ordenes no desaprovecha la ocasión para domar ese trazo de mi carácter...

Por fin paso la media hora, bueno menos algunos pocos minutos que hice que no veía...Salí de allí a toda prisa, creo que sin pagar siquiera y me dirigí nerviosa a por mi coche mientras de camino preparaba el gps...No tenia tiempo que perder....quería llegar a Él.

El camino parecía largo, cuarenta minutos marcaba el gps...pero no sabía apreciar la dirección exacta. Conduje intentando serenarme, pues sé que mi nerviosismo le enfada y no estaba dispuesta a estropear lo que Él había preparado para mí.

A tan solo unos metros de mi destino tuve que coger un camino de tierra, hasta una pequeña explanada rodeada de árboles. Allí estaba su coche, pero no lo veía a Él por más que miraba...

Salí del coche, le llamé, pero el silencio y el ruido de un pequeño manantial era lo único que escuchaba. 

Fui hasta su coche. Él no estaba allí pero en su asiento había un collar estrecho y una cadena a él atado, junto con otra nota....

La verdad es que el jueguecito me estaba desesperando, por dentro me comía la rabia de que jugara así conmigo y no viniera a mí para poder sentir su contacto....

Leí: "ya sabes como debes comportarte y como quiero que me esperes"...

Relaté en voz alta, pensando que estaría lejos: "si claro, Él controla y yo no me entero...que rabia joder...para eso me he puesto tan mona para Él?...no entiendo nada".

Mientras dejaba sonar mis quejas, me iba desvistiendo, sin darme cuenta siquiera que estaba en un bosque, un sitio público donde cualquiera podía verme....Completamente desnuda, me puse collar y le esperé junto a su coche a cuatro patas, como sabía que el deseaba que su perrita lo esperara.

Yo seguía relatando, sin ser consiente siquiera de ello, cuando sin apreciarlo, apareció a mi lado dándome un azote seco en mi nalga, para coger mi cadena y decir...

- Vamos perra insolente. Ni una orden has cumplido sin rechistar. Siempre pierdes la oportunidad de demostrarle a tu Dueño que puedo sentirme orgulloso de ti.
- Mi Señor, intenté decir...
- SHHHHHHHHHHHHH....ni una palabra mas va a salir de ti hoy. No te consentiré ni una insolencia mas. Entendido?

Asentí bajando la mirada, pues sabía que tenía razones para ello, mientras que con el collar muy corto, me dirigía a cuatro patas a su lado hacia algún lugar que Él conocía, pues la firmeza de sus pasos así lo indicaban.

Le miraba de reojo, pero siempre se daba cuenta y azotaba mis nalgas con una vara que había improvisado cogiendo una rama...

Llegamos a otro claro de bosque, se sentó en la base de un árbol cortado, y me hizo un gesto para que subiera sobre sus rodillas....

Subí, me abrió las piernas levemente para que Él pudiera ver mi excitación, y castigó mis nalgas a su antojo, observando como su perra, por fin, obedecía ante sus mandatos, dejándose llevar, ofreciendo sus nalgas para el merecido castigo y su palpitante sexo deseante de caricias para que fuera usado a su antojo.

Me dijo: "¿lo has entendido esclava? si eres buena y complaciente tendrás cuanto deseas. Si eres desobediente e impaciente, no recibirás nada mi".

Seguía castigando mis nalgas mientras me hablaba y yo notaba su sexo inflamarse bajo mi vientre mientras mis jugos resbalaban sin poder disimular mi excitación. Ese vaivén me sumía en un gran placer que producía el abandono de mi cuerpo y mi mente a su suerte. 

Me sentía suya, me deseaba suya, y por primera vez, no había nerviosismo ni rebeldía, tan solo abandono y placer.

Me tiró aún mas hacia delante, colgando mi cuerpo y dejando mi zumbante sexo a su antojo, cerca de su vista y en sus manos. 

Lo acarició fuerte, metiendo sus dedos dentro de mi vagina, explorando mis huecos y humedeciendo por completo su mano al acariciar con la palma en un movimiento rápido todo mi inflamado coño.

Indefensa me sentía en esa posición, sin control, sin remedio, en sus manos.

A punto de alcanzar el clímax, me levantó y dijo..."si no hubieras rechistado, el placer seria tuyo".

- Mi Señor, por favor, no me haga eso, no me puede dejar así, no es justo mi Señor, no puede....
- Shhhhhhhhhhhhhhhh....como quedamos esclava? ves como no entiendes mis ordenes...?

Mis lagrimas brotaban de mis ojos de deseo y rabia contenida, suplicantes lo miraban para obtener su perdón y mi placer.

- Ponte de rodillas, esclava.

- De pie delante de mí se puso, con su sexo terso, y yo deseosa de su verga abrí la boca esperando recibirlo...pero...una vez mas....dijo

- Solo servirás de cáliz de mi pasión. No sentirás tu el placer de dármelo como se que tanto te gusta. Solo abrirás tu boca para recibirlo, pero nada más tendrás de mi hoy. Así el próximo día meditaras antes de abrir esa bocaza que tengo ahora abierta para mi...

Me privó del placer que me da notar crecer su sexo en mi boca, me privó de causar su respiración agitada, de ser causante de su placer.

Con su mano, en movimientos rápidos, mientras yo permanecía de rodillas ante Él, azuzaba su sexo con vigor, derramando las primeras gotas de su jugo en mis labios y el resto en el interior de mi boca...que se afanaba por notar el contacto de su verga prohibida para mi.

Sin mirarme, cerró sus pantalones, cogió mi cadena de nuevo y me condujo muy pegada a Él por el camino de vuelta..mientras mis lagrimas y mis excitados jugos regaban el suelo que pisábamos....

Ya en los coches me ayudó a levantarme, me abrazó y me dijo que para Él también había sido duro, pero que no podía permitir que su sierva fuera insolente y desobediente a cada orden, que debía aprender y ser disciplinada, y recordar que si esa es mi actitud nada tendré.

Me abracé con fuerza a Él, sintiendo su contacto y su calor...pero como siempre...una vez más...era tarde...soy una sierva torpe y indisciplinada.

De vuelta a casa, medité y agradecí la enseñanza que me hizo comprender que mi actitud me aleja de lo que ansío.





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