Que dolor en mi alma al recibir Tus palabras
recordando cómo no debo comportarme.
Que dolor en mi cuerpo al recibir Tu correctivo
afianzando Tu criterio sobre mí.
Agradecida me hallo a Tus pies,
por la atención prestada
por Tu esmero en hacer de mí
la esclava que deseamos.
Mi propósito es firme mi Señor,
y aunque torpe sea mi servicio,
no desfallece mi ánimo
ni cesa mi empeño,
por complacerte con mi entrega.
Se lo que me aguarda
si de nuevo abandono mi lugar,
al igual que conozco,
lo que acontece
si en él permanezco.
Sométeme mi Señor
y no me permitas
que desvíe la mirada
perdiéndome en otros mundos
sin prestarte atención.
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