Estoy aquí sentada en el suelo, junto a la cama donde yaciste, donde esa luna plateada se colaba entre la persiana que dejé entreabierta para que iluminara tenuemente Tu cuerpo y así, contemplarte mientras dormías.
Miro como si ahora estuvieras justo donde estuviste, y me invade el aroma que dejaste impregnado en las sábanas causándome un deseo intenso de Ti.
Me ruborizo al sentir la lujuria de mi cuerpo y las ansias por calmar el palpitar de mi sexo.
Doy un pequeño respingo cuando el dolor en mi labio me indica que me lo estoy mordiendo, y sé que no debo hacerlo, y me sorprendo con el pelo enredado entre mis dedos mientras me pierdo en las sensaciones.
Cierro los ojos y me parece oír Tu voz, precedida de ese pequeño chasquido de desaprobación que sabes que pone alerta a todo mi ser, mezcla entre temor y anhelo, pero puedo sentir que es uno de esos momentos en que buscas precisamente eso, y contemplo esa media sonrisa ladeada que pones cuando deseas jugar con Tu gateta traviesa.
No lo has dicho pero puedo ver que me consientes el caprichillo, que puedo ronronear acariciándote, rozarme pidiéndote esos mimos felinos que necesito y suplicarte algo de aquello que sólo Tu y yo sabemos.
Ni una palabra sale de mi ni me llega de Ti, pero sabemos aquello que anhelamos a partir de un lenguaje común sobradamente conocido por nosotros.
De eso modo, siento la necesidad de que Tu mano caliente mis nalgas y sutilmente me voy posicionando cada vez más cerca de Ti, mis nalgas elevadas, mi mirada provocativa y mi cabeza inclinada suplicándote que me permitas colocarme sobre Tus piernas para que me concedas esos ricos azotitos que tan bien me sientan.
Apartas Tus brazos y con un gesto de Tu mirada me permites recostarme y ofrecerte mis nalgas a la vez que empieza el baile al compás del ritmo que marcas sobre mi piel, entremezclándose el dolor y el placer, cruzándose las miradas y ofreciéndonos la sonrisa cómplice que habla por nosotros.
Varías el ritmo de las palmadas, a veces suaves y lentas, otras con firmeza y sin espacio, otras inesperadas tras las caricias consoladoras, y otras juguetonas y perversas rozando mi sexo levemente que muestra sin vergüenza la humedad de mi lascivia.
Tu sexo enjaulado aún en los pantalones me pide salir, y mi boca lo desea al tiempo que me apartas hacia atrás con un fuerte tirón de pelo dándome el tiempo justo a observar Tus ojos encendidos en deseo cuando me retiro de Ti y Tu mano ya está liberando Tu jugosa verga.
Me lanzo descontrolada y soy refrenada con una bofetada mientras sigues con mi pelo fuertemente agarrado, llamándome "putilla ansiosa". Sonrío ante esas palabras manteniendo mi lengua fuera buscando alcanzar aquello que tanto anhelo, pero sigues sin dejarme acercar, sabiendo como retenerme para darme un mayor placer.
Me sueltas de repente y sin duda degusto tan exquisito fruto que tengo ante mi, mientras dices: "mmmmm me encanta.... disfrútalo mi esclava"
¿Que te parece el caprichillo, mi Señor?
MENUDO CAPRICHITO....:)
ResponderEliminarUN BESAZO DANA!!!
Eso de los caprichitos cada uno tiene los suyos....jijiji
EliminarUn cordial saludo
Me estoy encaprichando de lo mismo.....
ResponderEliminarPD. Aclaro.. con mi Amo jajaja
Besos
Espero que cumplieran con tu caprichillo tambien! ;)
EliminarMe gustó la aclaración, pero no es necesario!!!jijij...ya lo supongo ya eso...
Besines!
Te voy a enviar de vacas más a menudo que vuelves increíble!!! Menudo caprichito...ummm....
ResponderEliminarBesines!!!
Seguro que me mandas mas a menudo de vacas? estas segura de eso?...mira que yo pillo el habito pronto eh???jijij
EliminarBesines trastillo