Celofán al anochecer...

Cuando los sonidos se tornan lejanos,

la luz nos tiñe de claroscuros

y me envuelves con el color del celofán

que has ideado al anochecer para mí,

dejo que Tus deseos me embarguen

y conduzcas también mi sueños

como haces ya con mi realidad.

En ocasiones la calma te cobija

mientras me cubres con rojo pasión,

y mi cuerpo solo siente el deseo

de perderse entre los tormentos

que dejaste guarecidos esta noche,

obligándome a contener mi ímpetu.

Otras te abriga el descanso

y es el azul de ese cielo

que permanece en completa paz

el que con dulzura me imprimes,

queriendo que permanezca junto a Ti

abrazados en la ternura de las horas.

Y en esas veces que el deseo te apremia

y recubres mi cuerpo con colores diversos,

incluso, con algunos que no me enseñaron,

me vuelco en amores y en perversiones

y cuando satisfecho te encuentras,

con todas mis atenciones,

placido es el descanso que hallamos unidos.

Sea cual sea el color que elijas,

envuélvete conmigo, mi Señor,

y mira a través del suave filtro

contándome arrullador al oído

que es aquello que Tu descubres

cuanto es lo que con ello sientes

y permíteme conocerte cada instante,

del anochecer hasta al alba.