Aguardaré hasta ese instante,
en que escabullido de Tus quehaceres
quieras dar rienda suelta a Tus pasiones,
cuando entre aguas corrientes y
cienos vertidos,
anheles dar su merecido
a esta necesitada esclava.
Aguardaré en ese zona
oculta a miradas ajenas,
sabiendo que sólo Tu me sabes
ilusionada en mi paciente espera,
deseosa del reencuentro
que saciará ambos anhelos.
Aguardaré para recibir de Ti
aquello que dices que es mío,
aunque la incertidumbre me abrigue
al no conocer Tu querer,
ni siquiera saber si vendrás
a vulnerar la guarida,
donde yo, fiel a mi promesa,
aguardaré por Ti las horas...
La eterna paciencia de la sumisa.
ResponderEliminarHermosa virtud y delicioso regalo para su Dueño.
Saber que siempre estará ahí, esperando, por si se la desea o se la necesita.
La sumisión no son sólo palabras, sino sobre todo y ante todo, actos de entrega
Hermosas palabras y más hermosos tus sentimientos hacia tu Dueño, Qar.
Seguro que se siente muy orgulloso de ti :-)
Besos desde la mansión y un abrazo para tu Dueño.
Lo que aquí reflejo, mi buen amigo, por desgracia son sólo palabras y la paciencia que debo y deseo, está muy lejos de ser la que mi Señor merece y mucho me falta para poder ofrecerle ese regalo tan ansiado.
EliminarDe todos modos, no dudo del orgullo que siente, pues sabe que me esfuerzo y que mis pequeños pasitos son porque deseo ser una buena sierva para Él, y siempre me muestra lo feliz que se siente por mis ganas y mis avances, pero como bien sabes, sin Su guia no seria pesible, asi que el orgullo es mutuo...
aun así. gracias por las palabras que me ofreces que se responden a una precioso sentimiento de amistad hacia nosotros....me hace feliz leer cosas tan bellas.
Un fuerte abrazo amigo y besines para tu sumisa.