Ella sabe que debe dominar su lujurioso deseo, no porque Él lo desapruebe,
pues bien sabe que es justo al contrario, Él desea tenerla siempre anhelante y dispuesta, manteniéndola en ese estado de excitación como Su servil esclava.
Ella percibe que su cuerpo ya no le pertenece, que puso en Su poder las sensaciones
y quiere contenerse hasta que Él se lo permita, disfrutando así no sólo del placer físico
aumentado por el tempo que Él marca, sino también por el deleite mental que
el orgullo por su obediencia le concede.
Él la enseña a conocer su cuerpo, a observar sus reacciones y
ofrecerle la lascivia que Él hace brotar en ella.
Ella le siente...Ella le desea...
Ella se postra en ofrecida espera...
Toda espera lleva una recompensa, la satisfacción de Él al sentir su obediencia, al saberla en constante estado de excitación por su Señor y sentir que le pertenece y de ella en conocerse de su mano y ofrecerse a su Amo.
ResponderEliminarUn abrazo dana en Qarpatia, mis respetos a tu Señor.
Son instantes sencillos de comunion entre ellos, sabiendo cada uno del deseo del otro y de las intenciones que los gestos tienen...
EliminarComo siempre un placer enorme leerte por aquí...
Un abrazo!