Pleasure Shelter: Cena de año nuevo

sábado, 7 de enero de 2012

Cena de año nuevo

Nos dirigíamos hacia una cena con amigos, que aparentemente, aunque nunca se sabe, nada tienen que ver con el mundo D/s, y en el coche mi Señor me hacía algún que otro recordatorio de como desea que sea mi comportamiento, aunque recalcaba que no era necesario pues sabía perfectamente cual era mi sitio, siempre y sin excepción era su esclava y no debía perder mi sitio dependiendo de las circunstancias.

Escuchaba, pero sinceramente no prestaba la debida atención, porque mi mente estaba ya pensando en la cena, en los que nos íbamos a encontrar allí, en como irían vestidos, en si yo iría bien para la ocasión y fantaseaba ya imaginando la velada. Oía sus palabras pero como una música de fondo y aunque imagino que lo vio en mi mirada no dijo nada, creo que una vez mas me daba la oportunidad de ver por mi misma.

Me devolvió a la realidad, su tono firme al decir "dana, ¿lo tienes todo claro, no?" a lo que respondí instintivamente y creo que con demasiada agitación "si si claro mi Señor". 

Nos bajamos del coche y yo bastante por libre me decidía a entrar en el restaurante donde habíamos quedado, cuando sentí su brazo que me refrenaba y me cogía fuerte por la cintura acercándome a Él y manteniéndome a su lado como indicando, que mi sitio era junto a Él.

Bajé la mirada y dijo "eso está mejor, entremos".

Una vez dentro nos saludamos con todos aunque yo no le quitaba la vista de encima a mi Señor, ese instante inicial antes de entrar había sido como un pequeño tironcito de mi cadena, y me sentía algo avergonzada y deseaba poder leer en Su mirada que sentía, aunque ni un solo instante entre los saludos, o eso me parecía a mí, me prestó atención.

Nos sentamos a la mesa, una mesa larga, debíamos ser unos 18 casi todos en pareja y algún que otro soltero, como suele pasar en todo grupo de amigos. Curiosamente nos sentamos las chicas a un lado de la mesa y los chicos al otro. Por supuesto, tenia justo enfrente de mí, a mi Señor, que charlaba distraído con sus compañeros.

Vi que se sentía relajado, que disfrutaba de la conversación y poco a poco me fui relajando yo también empezando a cotillear con mis amigas, de temas poco importantes, pero hacía tanto que no nos reuníamos que como gallinitas en el gallinero no parábamos de contarnos nuestras cositas. Lo estaba pasando bien y creo que mi Señor también.

La cena era organizada, así que de primero había un pica-pica que iban sirviendo poco a poco y de segundo habíamos tenido que elegir entre lenguado o carne, no se que carne porque tampoco me interesé al no gustarme ningún tipo de carne. Por supuesto, mi Señor pidió carne y yo pescado. 

Detrás de las chicas había un buffet con las bebidas, pan y algún plato extra del pica-pica que no cabía en la mesa y nos dijeron que los dejaban allí y que nosotros mismos nos fuéramos sirviendo.

En un momento de mi distraída y alocada conversación, oí "dana, dana, DANA, ¿me puedes servir vino, por favor?". Me quedé mirandolo, no se porque no me moví, no entiendo que me pasó, pero solo lo miraba fijamente algo desafiante, sin decir nada pero pensando "joder, ¿ahora?"

Antes de que dijera nada, vi como se levantaba, y ese gesto me hizo reaccionar y decir "si si voy voy" a lo que contestó "demasiado tarde". Ya estaba en pie rodeando la mesa para ir al buffet que yo tenía tras la espalda para coger la botella de vino. 

Antes de volver a su sitio, se acercó a mi y me susurró al oido "¿no lo tenías todo tan claro?". 

Todo mi cuerpo se estremeció y mis ojos suplicantes pedían perdón pero no me miró, sirvió vino a sus compañeros y a Él y continuó con la conversación como si nada hubiera ocurrido. 

Mis amigas hicieron algun que otro comentario que aún me puso peor, del estilo "ay nena siempre tan inoportunos, son tan pesaditos, se creen que somos sus criadas" y se reían de sus propias palabras mientras yo seguía buscando el consuelo en alguno de sus gestos.

Intenté distraerme porque si seguia así mi comportamiento era demasiado extraño para ojos ajenos a nuestra especial relación. Continué la conversación con las chicas y conseguí volver a divertirme, hasta que trajeron los segundos.

Mis pescadito tenia muy buena pinta y la carne, aunque no para mí, también parecía ser gustosa. Cuando todos estuvieron servidos, y nos decidiamos a hincar el diente, mi Señor hizo un " shh shh, espera un momento dana".

En un gesto rápido, hizo un cambiazo, poniéndome a mi su plato de carne y quedándose el pescado, y en otro gesto aún más rápido llamó al camarero cogiendo mi vaso de coca-cola "por favor, ¿le importaría traerle agua a la señorita y llevarse esto?".

Mis ojos como platos se cruzaron un instante con los suyos que me hablaron con claridad, diciéndome sin palabras "¿quieres jugar?...juguemos pues"

Vi que no tenía vino en la copa y quise levantarme para servirle, pero ante ese movimiento dijo "siéntate dana, gracias, ya voy yo". En su retorno, volvió a acercarse para decirme que no nos moveríamos de allí hasta que no hubiera terminado todo lo que había en el plato.

Iba en serio, nunca dice nada que no cumple y sabía que era capaz de ello, así que como pude, tragando más que masticando fuí comiendo la odiosa carne, aunque los demás ya estaban en el postre, que por supuesto, también me fue negado.

Tras la cena, nos despedimos de todos cordialmente y notando sus dedos clavarse en mi cintura nos dirigimos al coche. Una vez dentro, temerosa y avergonzada dije "mi Señor, yo...", siendo interrumpida por Sus palabras "dana, YA, no quiero oirte, nos vamos a casa y punto" 

Sin atreverme a levantar mi mirada, mirando fijamente mis piernas, intentaba hacer memoria de lo que me había ido explicando en la ida, pero era incapaz, tan solo venían a mi mente mis tontas fantasias.

Llegamos y dijo "vete y acuéstate".

Me desnudé y estiré en la cama, esperando a que apagara la tele y viniera conmigo, pero no lo hizo, oí el silencio pero no vino. El cansancio pudo conmigo y me quedé dormida, aunque creo que fue poco rato, pues me despertó su voz diciendo "¿qué haces ahí esclava? hoy no mereces dormir ahí, ponte donde mereces (indicando la alfombra) a cuatro patas y espera"

Obedecí ágil, temerosa y a la vez agradecida de que hubiera venido a la habitación, aunque del agradecimiento pasé rápidamente al arrepentimiento cuando su fusta azotaba fuerte mis nalgas y mis piernas. Sabía que no podía quejarme porque el castigo era merecido, mi actitud había sido desafiante aprovechándome de la situación.

Sin saber como mientras me azotaba empecé a decir, de manera repetitiva "NO NO NO NO NO", sentía que no podía mas pero Él seguía azotándome y recriminándome mis negativas. 

Pensé que cesaba y respiré hondo cuando sentí la mordaza forzando mis labios para entrar en mi boca, y mientras la ataba supe que no había terminado mi correctivo.

Me azotó con firmeza pero Él estaba sereno, notaba su respiración en calma, no estaba enfadado, solo me estaba aleccionando por mi mala actitud. Por fin, lo asumí, relajé mi cuerpo y entregué mi mente para que pudiera sancionarme como creyera que merecía.

Fue difícil, sentía dolor pero cuando pensé no poder más, terminó, acarició levente mis nalgas y dijo "esclava ahora descansa". Me tumbé en la alfombra mientras Él se acostaba en la cama, cerquita de mí, sin perderme de vista, protegida aunque sometida.

Esta mañana me han despertado sus caricias, le he mirado arrepentida y he recibido su abrazo mientras me decía "mi sierva, prepara el desayuno mientras me arreglo, tendrás tiempo después para hacerlo".

En sus palabras solo había ternura y supe que el tema había sido zanjado, tan solo de ello debe quedar mi aprendizaje.

Feliz sábado!



No hay comentarios:

Publicar un comentario