¿Que vi?

Nuestra conversación no me ha dejado indiferente y como suele pasarme cuando tratamos temas que me tocan hondo, la noche se convierte en un momento propicio para la reflexión. Me gusta mucho perderme en las palabras que hemos cruzado y los sentimientos que éstas me conceden.

En este caso, la mezcla es algo distinta y aunque en conjunto es favorable el batiburrillo fue de grandes dimensiones, todo y que supongo que es lo normal cuando en tan poco tiempo lo vivido ha sido mucho.

Por un lado, la necesidad de pedir perdón. Perdón por todo el dolor que he causado, por mis incoherencias, por tantos síes que eran noes, por las reticencias, por obligarte a lo que no deseabas, por mis miedos, por mis ansias y agobios, y por un sinfín de etcéteras que me vienen a la mente...

Por otro, la felicidad que siento porque a pesar de todo eso, de Tus dudas y temores, me has dado la oportunidad de aprender, de ver, y me has enseñado a resurgir de mi misma dejándo que te muestre quien soy y como siento por Ti.

Por otro, el agradecimiento, porque me has permitido conocerte, me has abierto Tu corazón y te has arriesgado a que forme parte de Tu vida. No tienes miedo de mostrarte en cada momento como sientes, con la máxima ternura o la máxima exigencia.

Por otro, el gozo de ver que sientes que Tu apuesta está dando sus frutos, que aunque has sufrido lo ves como parte del camino y lo ofreces con gusto en post del vínculo que estamos forjando. Que no te arrepientes de haberte arriesgado por mí y sigues confiando en nosotros. 

Por otro, el orgullo, orgullo personal por mis avances que aunque en ocasiones me los niego sé que están. Orgullo por pertenecerte, por ser parte de una gran persona, que no se escuda detrás de la supuesta omnipotencia del "ser Amo" sino que como persona es capaz de mostrarse como es, con sus virtudes y sus defectos y luchar a mi lado por ser mejor persona a la vez que lo mismo me exige a mi.

Por otro, la ilusión, ilusión por compartir cuanto soy, por seguir en este camino que trazamos con un objetivo común, por sentir a Tu lado mi yo más real, ese que sólo Tu conoces y que me hace sentir especial. Ilusión por lo que vendrá porque conozco, aún sin saber, que es lo que esperas de mí y es justo lo que yo quiero aprender a dar. Ilusión al ver que ahora si.

Y como estos...muchos más...que segura estoy que ya conoces aunque no los diga...

No sé si la tarea cumple el objetivo que deseas o todo lo contrario, pero te diré que vi...

Vi a una dana con miedo, que sacaba las uñas con rapidez para evitar que la dañaran, pues era realmente vulnerable ante cualquier cosa, pues dejaba que cualquier agente exterior le afectara sobremanera, aún cuando carecía de importancia.

Vi a una dana apasionada, que se volcaba a todo cuanto sentía de manera intensa porque es de la única manera que se siente viva.

Vi a una dana con mucho carácter, que luchaba por sus ideales y no dejaba que nadie los pisoteara a pesar de saberse un pececillo en un mar repleto de tiburones.

Vi a una dana con ganas de darse, con tanto miedo como ilusión por salir y mostrar de lo que era capaz,  aunque ni ella misma lo conoce.

Vi a una dana con poquísimo control personal, sin armas para enfrentarse a sus inseguridades, con ansias y tensiones que se generaban a cada pasito que intentaba dar refrenado así de nuevo su avance.

Vi a una dana impaciente, pero que sabía lo que quería y estaba dispuesta a luchar por conseguirlo.

Vi a una dana confiada pero precavida, que se dejaba llevar por lo que sentía y se refrenaba para ir con calma y que las prisas no la llevaran al abismo.

Vi a una dana mujer y felina, fiel y entregada, firme y testaruda, cariñosa y fosca, capaz de mucho y creyéndose poco.

Vi a esa dana inmadura, deseosa de iniciar este camino que hoy llevo ya un tiempin recorriendo a Tu lado y que sabía que era cuanto necesitaba para crecer y convertirse en la mujer que desea ser, sin perder su esencia pero ganando la serenidad que Tu doma me concede.

Ahora me siento estable, centrada y el sosiego que esto me concede me hace darme cuenta de la realidad tan preciada que tengo delante de mí, no exenta de esfuerzo pero repleta de compensaciones.