Nuestro mundo

Puede parecer que no existe, que adorno y pongo color a lo que debe ser gris. De hecho hasta yo misma siento a veces que no puede ser, pero lo vivo a diario y me devuelves cada día la conciencia de que esto es completamente real. 

No siempre es sencillo, engañaría si dijera que no se requiere esfuerzo, pero has puesto ante mi un mundo de emociones, un mundo que es el nuestro, distinto a los demás, ni mejor ni peor, pero el que nosotros deseamos.

Has puesto en mis manos la posibilidad de ser yo misma, de descubrirme en muchos aspectos y sorprenderme de lo mucho que se puede sentir.

Tras cada conversación, cada silencio compartido, cada risa, cada consejo, caricia o cualquier gesto que me regalas, me quedo sumida en las sensaciones, perdida en la intensidad del momento, deseando retenerlo dentro de mí, y no olvidar jamás lo que estoy disfrutando.

Son pequeños detalles, que incluso muchas veces Tu mismo crees sin valor, pero para mí, son un todo, un conjunto, como las pequeñas piezas de un puzzle aún por armar, que ante mis ojos, es desconocido el dibujo que ellas darán forma, pero aprecio la posibilidad de trazar una imagen completa.

Quizás en ellas mismas no tengan valor, pero todas y cada una de ellas son imprescindibles en su totalidad.

Me gusta estudiar sus formas, pararme y ver como encajan, como cuando están todas mezcladas no tiene sentido, pero cuando me ayudas a colocarlas todo adquiere una lógica y disfruto poniendo cada cosa en su lugar.

Adoro la forma en que entiendes mi sumisión, con un pleno respeto a mi persona y valorando mi entrega como un preciado bien. Me das confianza, me das seguridad y no temo ponerme desnuda ante Ti, en cuerpo y alma, para que me sigas enseñando a sentir.

No me importan las supuestas normas Ds, protocolos, lo que se suponga que debo sentir, como se crea que debo actuar por ser sumisa, porque en este momento de mi vida, cuando mi entrega es plena y mi deseo completo, tan solo lo que Tu anheles de mí es lo que deseo para ambos. 

Amo como soy desde que te pertenezco, una mujer libre, esclava de Tus deseos, con ganas de aprender a complacerte para hallar en Tu orgullo mi placer.

Solo son palabras, impulsivas y desordenadas, pero se que no importa, que conoces mi alma y el motivo de que fluyan con tan solo Tu pensamiento.

Sabes porque no la notas? porque no la hay...porque el vinculo no entiende de metros ni distingue tierras, solo se deja llevar por lo que siente, y cuando se siente de verdad, cuando se desea y se ama lo que se vive, viaja a través de la distancia para quedarse muy muy cerquita.

Yo te siento en mi, en cada instante y deseo tanto que me notes cerca y te sientas amado, que mi ser puede quedarse refugiado en Tu interior para abrigarte cada segundo, porque ahí me deseas y ahí permanezco, mientras así lo quieras.

Podría hablar horas, dejar aquí mis impulsos, disfrutar mientras escribo al revivir las sensaciones, pero creo que ahora deseo dormir abrazada a ellas y que en mis sueños también domines cuanto siento.

Gracias, millones de gracias por tanto como me concedes...

A Tus pies mi Señor.