Defectos

Me hiciste entregártelos, trabajaste mi sumisión de ese modo tan peculiar, usando aquello que se presenta ante Ti, aprovechando la oportunidad que se te brinda, y guiándome con maestría por aquellas sensaciones que quieres recibir.

Es cierto que recibiste aquello que solicitaste, pero yo recibí mucho más sin haberlo pedido, pero por supuesto siempre deseándolo, siempre esperándolo, siempre buscándolo mediante el cumplimiento de aquello que Tú quieres y reclamas de mí.

Escuchaste mi voz sin tapujos ni tamices que disimulen lo que albergo, y me sentí increíblemente bien expresándome libremente, pero a la vez sentí esa comunión contigo que hacía que no fuera necesario decir siquiera una palabra, porque esas podrían haber sido dichas por Ti a la misma vez.

Sé que no necesitas nada de mí para conocerme, pero lo quieres TODO, justamente porque desnudarme supone superarme, y haciéndolo te entrego no lo que deseo, que poco mérito tiene, sino lo que verdaderamente me supone un esfuerzo.

Lo hice y continuaré haciéndolo, y no porque sea mejor ahora que antes, sino porque ahora entiendo como siento, el significado de aquello que no se define con palabras y las muchas sensaciones que puedo concederte con algo tan sencillo y tan complejo en si mismo.

Iré descubriendo poco a poco todas aquellas formas que poseo para alcanzarlo, para llegar a ese lugar donde juntos deseamos ir, Tu sabiéndolo a la perfección y yo dejándome llevar para que fluya  nuestro modo de sentir.

Tu empeño ha hecho posible que esta esclava Tuya haya pasado del "Sí, mi Señor, tengo dudas" al "Sí, mi Señor, sin duda", y esa es una realidad que siento y puedo palpar, que hace que mi modo de vivirlo nada tenga que ver y mi predisposición sea completamente distinta. 

Sé que tendré que enfrentarme a todo aquello que temo, incluso me has dicho cosas concretas que trabajaremos...Conoces que desde ese momento el vértigo ha estado presente, y se me ha hecho un nudo en la garganta, volviéndose mi mirada suplicante, intentando mostrarte el miedo que siento, pero...

Lo que no conoces en demasía, es mi coraje, ese que siento florecer desde dentro, motivado por mis ganas de sentir aquello que sé que sentimos, por la ilusión de concederte algo valioso, un sacrificio de mi misma, despojándome de mis absurdos recelos y entregándotelos.

Temo la llegada de ese día y a la vez lo anhelo, pero ahora mi Señor, en este preciso instante, te entrego mis ansías y mis agobios, porque no es momento de anularme a mi misma, de crearme tensiones innecesarias que imposibilitan mi avance y nublan todo cuanto sentimos, sino que es momento de vivir Tu guía, de dejarme llevar por el modo en que pretendas hacerme sentir, de confiar en Ti y en mi, de estar atenta a lo mucho que me concedes, y de aprender tanto como mi capacidad me permita.

Siento a mi ser al completo dispuesto para Ti y, con esa serenidad que Tu confianza me ha otorgado, es posible continuar por esta senda que tan lúcida se presenta ante mi nueva mirada.

Aquí me tienes, mi Señor, bien lo sabes, pues lo sientes...

A Tus pies.