Torbellino implacable

Ains mi Señor, sí, estoy tontina, emocionada porque todo esto que siento me viene grande, es como si mi cuerpo se hubiese quedado pequeño para albergar tales sensaciones y tienen que salir por todos los rincones de mi ser, de mil formas distintas, de colores cambiantes, quizás moteados como Tu dijiste.

Esas emociones tanto tiempo deseadas, de algún modo intuidas y tan poco esperadas a la vez, hacen aparición en toda su magnitud y me dejan impactada. Es tal su fuerza que me arroya y me deja zarandeada en mi rincón, y en mi día a día me envuelven con un manto de incredulidad, vienen a invadirme y creo que me lo imagino, no puede ser que sea tan sencillo y tan real, no aquí, no ahora...

Pero cuando estoy frente a Ti, cuando te siento, te veo, te oigo, cuando adopto mi posición, cuando soy sólo Tu dana, todo está claro, es así como debe ser, es completamente real y la felicidad me sobrecoge.

Sí, quiero expresarme, quiero hacer Tuyas infinidad de emociones, que vivas las horas como yo lo hago, sabiendo que soy Tu esclava, que sea de tal belleza para Ti que no puedas creértelo,  igual que me pasa a mí,  pero sé que no será con palabras como lo conseguiré, y por eso, mi Señor, aparecen mis ansias, esas desmedidas que intento templar como me has pedido, confiando en que así es como debe ser, pero aunque acallo mis anhelos puedes sentirlos y de nuevo el torbellino implacable me abraza, me lleva con él hacia el deseo, se reactiva una y otra vez este sentir que Tu has dado vida en mí.

Horas podría dejar que mi mente divagara tratando de empapar mi refu con estas sensaciones, pues cada palabra que plasmo es como una corriente que me recuerda lo viva que estoy, que no me pierdo en un sueño, sino en una realidad soñada por mucho mucho tiempo.

Me veo como nunca me he permitido ver, y disfruto con la visión que me devuelve de mi misma, la que me dibuja del único modo en que recobro mi esencia, en que renazco entre Tus manos y cobro sentido, con trazos sencillos, sin grandes ornamentos, sin una valía aparente a ojos ajenos pero con un gran valor ante Tu mirada.

Poco a poco, lo sé, aquello que me has ido enseñando se va impregnando en mí, y gracias a ello es posible este ahora tan tan especial. Nada está exento de esfuerzo, los dos nos hemos entregado a nuestro vínculo, y apostamos día a día a pesar de las adversidades, haciendo que crezcamos juntos, que compartamos, que vivamos uno del otro configurando nuestra unión.

Conociéndote ya un poquito, sé que podrás leer tras de estas torpes letras. Sé que verás anhelos, sueños, ilusiones, pero sobretodo una emoción latente, una entrega viva para Ti y por Ti...

Y ahora...necesito ese momentin para abandonarme a Ti en mi forma de sentir, para encontrarte en mi interior y decirte todo aquello que queda entre nosotros, pero antes te doy las gracias por esa sonrisa que ahora mismo tienes en Tu rostro y por esas caricias que sin duda me llegan Ti en este preciso instante...¿verdad que no me equivoco mi Señor?

Besos, caricias, mimos y...

A Tus pies