Pleasure Shelter: Una velada especial

miércoles, 24 de abril de 2013

Una velada especial

Durante todo el día me he dado cuenta de lo distinta que es mi realidad ahora, como sin apenas darme cuenta mis deseos han dejado de ser sólo aquellos cotidianos, aquellos que la mayoría exponen con toda naturalidad dando por hecho que son de gran magnitud, que así deben ser deseados por todos, y no hay otros distintos.

Planeaban una velada ideal al anochecer, cuando los niños ya estuvieran acostados, cuando sus parejas regresaran a casa y por fin estuvieran solos. Contaban aquello que deseaban hacer, los regalos que les gustaría dar y recibir, y las maravillas que soñaban en una noche, que para muchos aquí, es la noche del amor.

No diré que no fuesen cosas preciosas, que no me gusten y que no las disfrute, puesto que no soy de desestimar ningún instante, pero esos grandes deseos que ellos mostraban para esta noche en mi interior se dibujaban de otra forma, esa velada especial que regalar a sus parejas en mi mente tenía otros ingredientes muy distintos.

Soñaba con el romanticismo, porque para mí no tiene porque estar exento,  imaginaba una cena sencilla con la mejor compañía, una botellina de sidra regando nuestra cena, unas velitas y todo aquello que a nosotros nos gusta, pero también, me deseaba vestida de esclava, con mi collar fuertemente ceñido a mi cuello, sirviendo a mi Señor en todos y cada uno de los instantes, las caricias de aprobación ante mi servidumbre, los pequeños tirones indicativos que desembocan sonrisas cómplices de placer, y tras la cena, aquel silencio que precede al momento de mi completo uso como esclava.

Las flores de Sant Jordi como tapiz en la inminente escena de sometimiento, las velas para decoración de mi cuerpo, los utensilios ordenados y listos para su posible intervención, y mi mayor regalo en esta noche de amor sería, sin duda, la cesión de mi misma, de aquellas pequeñas cosas que mi condición me lleva a desear dar, cargadas de significado, un anhelo de entrega, un logro en nuestro vínculo, un orgullo compartido, un placer inmensurable...

Saber qué se me reclama y darlo con convencimiento, disfrutando de la entrega sentida y deseada, compartir lo que no sería posible el uno sin el otro, mi sumisión y Su dominio, mi deseo y el Suyo...


 

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