Día 9

Como duele echarte tanto de menos...

Como duele necesitarte...

Como duele sentir la honda punzada de Tu ausencia...

Como duele desconocer como estás, que sientes, que necesitas o deseas...

Como duele notar el vacío...me falta una parte imprescindible de mi misma al no poder servirte...estoy incompleta...

Sé que el objetivo no es este dolor, que Tu no disfrutas con esto, al contrario, que es solo un medio, no un fin, y que de lo que se trata es de que a partir de ello aprenda lo que no debe volver a suceder.

Lo entiendo, lo acepto, lo asumo y lo conseguiré...Además, procuro que este correctivo sirva para hacerme madurar en la relación y para, aunque suene un poco extraño, entrenar mi resistencia al dolor...que falta me hace!!

Sé que aceptamos sin problema la idea de entrenar nuestro cuerpo sumiso frente al dolor físico y que, en cambio, tenemos mucha reticencia al dolor más mental, pero creo que todo reside en el mismo sitio, porque al fin y al cabo todo es control mental.

No quiero dejar de echarte de menos, de necesitarte, de suplicar al tiempo que pase veloz, de soñar a cada instante con el momento de oírte, de leerte,  de verte, de sentirte, pero quiero que este dolor deje de cebarse conmigo, que no tome las riendas de mis días, que me deje respirar y seguir avanzando. 

Quiero demostrarle que puedo, que saco la fuerza de Tus enseñanzas para enfrentarme a él, que aunque persista yo también y al final, aunque no se vaya, no tendrá más remedido que convivir con mi decisión y mi coraje.

Quizás intento engañarle, quizás solo lo aparto y me ponga una venda para no verlo, pero así, día a día, cuando se apodera de mí, le digo: "no podrás, no vencerás, podrás hacerme daño, podrás entristecerme, pero no harás que me rinda, y todas esas heridas serán sanadas por Él y tendrás que retirarte avergonzado".

Soy débil, pero poseo la fuerza del deseo, del empeño...

Tu eres mi único motivo, y aunque haya dolor, lo abrazo para llegar de nuevo a Ti.

Te amo mi Señor.

A Tus pies. Dulces sueños...