Pleasure Shelter: Elisabeth...

martes, 22 de octubre de 2013

Elisabeth...

Elisabeth es una mujer enérgica, independiente, acostumbrada a tomar sus propias decisiones y hasta hace bien poco, gobernaba su vida. En pocas ocasiones ha tenido que acatar órdenes y siempre ha sido resolutiva para conseguir salirse con la suya. Quien la conoce dice de ella que es de carácter fuerte y que no se achanta ante nada ni nadie, poniendo todo su empeño hasta conseguir sus objetivos.

Yo también creía que ella era así, desde que la conozco no me había parado a verla de otro modo, pero ayer todo cambió, en un abrir y cerrar de ojos descubrí en ella a una nueva mujer, una que no había sabido ver antes.

Como muchos otros días coincidimos haciendo un café en el bar cercano al trabajo, no estamos en el mismo equipo ni interrelacionamos demasiado pero no había nadie de mis habituales compañeros y por cortesía me senté a su lado, preguntando previamente si aquella silla estaba libre.

Con una media sonrisa asintió, pero al mirarla vi cierta tristeza en sus ojos, y esa fachada de chica dura parecía estar a punto de desmoronarse.

No sé porque le sugerí ir a un lugar más tranquilo del bar, a unos sofás que hay donde los ejecutivos suelen mantener reuniones alrededor de un café o una copa, pues está algo mas aislado del bullicio de la zona de mesas. Ante mi sugerencia resbaló una cristalina lágrima por su mejilla, y rápidamente confiando que no la hubiera visto se la enjugó. Caminaba delante de mi y sus pasos seguros disimulaban la dulzura de ese rostro compungido que trataba de ocultar.

Me senté muy cerca de ella y le dije: "¿estas bien Elisabeth?"
Contestó primero con un "si si claro", pero no me lo creí y supo que así había sido, y dejándole tiempo para que me lo contara me quedé en silencio mirándola. Podía sentir esa mezcla entre sus ganas de hablar y el temor a hacerlo, supongo que para no perder aquella postura de mujer fuerte que siempre era admirada por todos.

Dijo: "no he estado a la altura de algo, no puedo contarte detalles porque tampoco me entenderías, pero siento un gran pesar y debo tratar de mirar como solucionarlo".

En ese instante se derrumbó y bajó su rostro hasta apoyarse en su propio regazo dejando salir el llanto que debió tener contenido muchas horas dentro de si. Al agacharse vi sobre su pecho derecho lo que me parecía un tatuaje, pero no pude ver que era exactamente.

Para tratar de desviar su malestar pensé que sería bueno cambiar de tema y le pregunté sobre ello. Un poco tímida me enseñó un poco más de ese dibujo que decoraba su redondo y turgente pecho. No podía creer lo que veía, me decía a mi misma que seguro estaba equivocada, pero la mire a los ojos mientras me decía "es algo importante para mi, aunque lo lleve oculto tiene un gran significado personal" y vi el orgullo y el amor reflejado.

Era un triskel y lo que parecían unas iniciales. Yo no salía de mi asombro, me moría de ganas por preguntar pero no quise ponerla en un compromiso ni tampoco me parecía adecuado hablar de según que temas con alguien de mi propio trabajo y con quien tan solo había hablado en contadas ocasiones.

Así que solo me salió: "precioso triskel"...

Se puso colorada y se tapó rápidamente el trocito de pecho que enseñaba tartamudeando " emmm si, bueno, es un símbolo celta".

"Si si claro", le dije con una pequeña palmada en la pierna.

Volvía a llorar de nuevo y hizo ademán de marcharse cuando le insistí que esas cosas era mejor sacarlas, que a veces pensamos que no nos entenderán y luego resulta que es todo lo contrario, ayudándonos a gestionar ese dolor.

Empezó a decir: "veras, resulta que hace poco he adquirido un compromiso con alguien, prometiendo el cumplimiento de ciertos puntos (lo relataba como si se tratase de un  contrato laboral pero yo sabia que no era así) y ayer sabiendo que iba en contra de uno de ellos primé por mis propios intereses decepcionando a la otra parte, la cual tiene en sus manos la rescisión de tal contrato"

"Mujer no te lo tomes así, seguro puedes excusarte y tratar de resarcirle", le dije.

Solo repetía sollozando "ves! no lo entiendes! no lo entiendes!"

"Quizás si eres sincera y me cuentas la verdad pueda entenderlo, dímelo, venga, puedo entender de que se trata, se lo que significa ese triskel, esas iniciales y esos sentimientos tan dolorosos que estas experimentando, dime que es por esa relación D/s y te contaré algo". Sabia que esas iniciales solo son comprendidas dichas de forma rápida por quien está viviéndolo y todas las señales me llevaban hacia ello.

Su cara era un poema y abrazándose a mi dijo que no podía creer lo que le decía, que no pensaba que yo, que no era posible que yo...y cogiendo camino al trabajo para tener algo de intimidad empecé a contarle:

"Mira Elisabeth, yo hace ya algún tiempo que firmé ese contrato, parece que algo más que tú porque reconozco en ti esa ansiedad que causan esos inicios, sé que el mundo se hunde cada vez que cometes algun fallo, que quisieras resarcirle del modo que fuese, pero la única forma es aprendiendo de esos fallos".

Así que por fin me dijo " llegué a casa ayer a eso de las 22h, cansada y algo tensa por todo lo que sucedió aquí en el trabajo, solo quería que me dejaran en paz, descansar y no pensar en nada, pero tengo ciertas obligaciones al llegar a casa, aunque sea tarde, aunque no me apetezcan, pero no las hice. Cuando llegó mi Amo ni siquiera preguntó, sabía por mi actitud esquiva que no había acometido mis quehaceres, así que me ordenó me desnudase y le esperase en la sala de estar.

Vi que traía el cinturón en la mano, sabe que odio el cinturón y me dijo tiempo atrás que solo lo usaría cuando yo descuidase mis deberes, que el no-uso de ese instrumento era un privilegio que me concedía.

No dije nada pero me temblaban las piernas, adopté la posición y asumí los azotes que me impuso, y aunque perdonó mi fallo hay algo que me corroe, una sensación amarga que no dejo de lado y que no se siquiera definir. sabes de que te hablo?"

Tenía claro ese pesar, ese arrepentimiento de conocer tus obligaciones y no hacerlas, de dejarte vencer por muchas de las excusas que todas ponemos y que nos sirven cuando no nos escuchamos a nosotras mismas para no reconocernos el fallo, pero que cuando es evidente para nuestro Señor deja de ser aceptable para nosotras mismas, y pasamos a la incomprensión del porque lo hice, si yo sabía que, si tenía que haberlo visto, pude haber parado a tiempo, etc etc etc...

Se lo dije así, y solo asentía fervientemente con la cabeza hasta que explico: "llevaba días recibiendo una especie de señales en mi cuerpo, algo me indicaba que no iba bien, que tenía que parar, que debía centrarme, pero no lo escuchaba, no podía ser, era más fuerte mi apetencia que mi compromiso, y esas señales eran fácilmente silenciadas mientras todo salía como yo quería. No me sentía bien, una especie de vértigo se ceñía y me daba un mayor impulso en la carrera que irremediablemente me llevaría a descarrilar".

Dijo que debía irse, pero que en esa breve conversación había comprendido mucho más de lo que podía imaginarme, que decirlo en alto le había ayudado y sabía que debía hacer.

Me quedé inmóvil, yo he sentido esas señales provenientes de mi misma, nunca les he dado la importancia que merecen, últimamente yo también las he silenciado, no he creído en ellas y sé que me hubiera ido bien parar a tiempo. Hoy mismo las he oído con claridad, hoy vi que debía decirme un BASTA y actuar como sé que debo hacerlo, porque las excusas no deberían servirme, porque la teoría hay que llevarla a la práctica, y por eso hoy estoy aquí escribiendo estas letras.

Yo también me pregunto...¿porque no paré a tiempo?¿porque sabiéndolo seguí dejándome dominar por mis caprichos?¿porque toda esa teoría se queda en eso y no aplico lo que de sobras sé?

Elisabeth fue privada de uno de sus privilegios, ganó unos desagradables sentimientos que, creo no equivocarme al afirmar, todos hemos sentido al descuidar nuestros compromisos y decepcionar a quien espera y merece de nosotros, pero también ha comprendido que esas señales deben ser escuchadas, que es capaz por si misma de mucho más de lo cree.

Todas podemos ser esa Elisabeth...yo la primera, me avergüenzo de mi misma, de mis muchas palabras y mis pocos actos acordes a ellas, pero confío estar a tiempo y que no me sean eliminados más privilegios, pues quien los otorga los hace con agrado si son merecidos y yo los gozo con intensidad.

A veces vernos reflejados en alguien te hace darte cuenta, mirar desde fuera ese personaje, en este caso llamado Elisabeth, te hace analizar tu propia escena y ser capaz de descubrir porque tu mismo cometiste ese fallo. 

Tengo una valiosa voz interior, unas sensaciones que me dan señales que desatiendo y debería hacerles mucho más caso, porque hoy sé que no me mienten, sino que soy yo la que me engaño a mi misma...

Gracias Elisabeth por tanto como me has ayudado esta tarde...

Gracias mi Señor por Tu paciencia y por el enorme esfuerzo que haces para enseñarme...



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