Escribe...

Aquí estoy, obedeciendo a algo que dijiste, supongo que con plena consciencia para ayudarme a gestionar estos momentos, aunque no soy capaz de escribir un relato, no viene la fantasía a mi mente sino que la realidad la supera y lo que fluye es simplemente lo que hay, ni mejor ni peor, pero si creo que expresarlo, que dejar que salga me ayudará a descargarme de tantas emociones que estos días he ido albergando.

Los experiencias se me acumulan, los pensamientos se atropellan  y las sensaciones se arremolinan. Por un lado me siento orgullosa de esa fortaleza que siento a veces y otras me entristezco al darme cuenta de algunas realidades que hieren, pero sobre todo ello estas Tú, me doy cuenta de que estás, independientemente del momento, estás a mi lado, siempre mirando de conducirme hasta ese bienestar que deseas para mi.

Cuando me dañan y duele estás para decirme que no puedo sentirlo...

Cuando me dan alas estás para creer en mí y enseñarme a usarlas...

Cuando nada impacta sobre mí estás para incidir directamente en mi ser...

Estos días que bien sabes como han ido, me he dado cuenta de que no importa como esté, si mis horas están plagadas de belleza y felicidad o si tengo que enfrentarme a situaciones que en ocasiones parecen superarme, pues siempre mi lugar es junto a Ti, y siendo Tu sierva equilibras mis días y me siento muy afortunada por tener un hombre tan íntegro a mi lado, que me completa y hace que lo demás adquiera la dimensión adecuada.

Me planteo de inmediato si yo soy o seré capaz de hacerte sentir algún días así, de conseguir que vivas la vida sabiendo que en todo puedes contar conmigo y eso suponga para Ti la maravillosa sensación de saberte amado.

Aún en demasiadas ocasiones me quedo con la certera sensación de no llegar a Ti, de aportarte aquello que no deseas y de decepcionarte con mi actitud, pero si es cierto que en otras he saboreado la sensación contraria y es algo tan especial que no dejaré de procurar por ello.

Hay tantas cosas que se escapan a mi entendimiento, tantas incongruencias a mi alrededor, tanta frustración y envidia que me resulta difícil continuar mis pasos sin que todo eso haga mella en mí, sin que mire asustada y quiera esconder mi cabeza, aislarme tapándome ojos y oídos y tan solo creer que eso fue una pesadilla.

Siento no estar hoy tan apasionada, romanticona o ñoña como suelo estar, pero vivo en sociedad y los problemas me alcanzan como a todo el mundo, pero ellos también me hacen ver de forma más directa la suerte que tengo de tener el apoyo de este hombre recto y cariñoso que es mi Señor, de que se preocupe por mí, de que me acompañe y me aconseje.

Sé que saldré de esta, que todo pasa, y que siguiendo sus indicaciones llevaré este tiempo de forma menos corrosiva, y conseguiré sacar enseñanzas que me servirán para ampliar mis recursos.

Quizás vosotros estéis acostumbrados a tener alguien que se preocupe de vosotros de ese modo, pero aún así no puede dejar de apreciarse y dar gracias.

Servirle me da armas para luchar, incluso conmigo misma, y me colma de tantos bienes que hace que lo desee día a día, y también en estos días en que los problemas cotidianos se presentan, pues hace que me reencuentre conmigo misma y deje de lado todo cuanto es un añadido.

Gracias mi Señor por permitirme estar a Tu lado...