Pleasure Shelter: Los dientes del Sultán.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Los dientes del Sultán.

Hoy quiero compartir con vosotros un cuento que seguro la mayoría conocéis del libro de "Las mil y una noches", que como sabéis es una fascinante recopilación árabe de cuentos del Oriente Medio medieval.

Quizás penséis que no tiene nada que ver con la temática general de mi refu, pero yo, en mi atípico pensamiento, he encontrado un doble símil, o mejor dicho un símil de doble dirección.

Para no condicionar vuestra propia visión, os pongo primero el cuentito y después os explico mi parecer...espero que lo disfrutéis y me contéis que os transmite a vosotros...
__________________________________________________________________________

Los dientes del Sultán.

En un país muy lejano, al oriente del gran desierto vivía un viejo Sultán, dueño de una inmensa fortuna.

El Sultán era un hombre muy temperamental además de supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos los dientes. Inmediatamente después de despertar, mandó llamar a uno de los sabios de su corte para pedirle urgentemente que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos, por ser un pájaro de mal agüero. Más tarde, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vuestra merced tendrá una larga vida y sobrevivirás a todos sus parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que la del primer Sabio. No entiendo por qué al primero le castigó con cien azotes, mientras que a vos con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mío --respondió el segundo Sabio-- que todo depende de la forma en que se dicen las cosas... La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la enchapamos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado...
- No olvides mi querido amigo --continuó el sabio-- que puedes comunicar una misma verdad de dos formas: la pesimista que sólo recalcará el lado negativo de esa verdad; o el optimista, que sabrá encontrarle siempre el lado positivo a la misma verdad".
_________________________________________________________________________

Seguro que todos tenéis vuestra propia versión a este cuento con moraleja, pero lo prometido es deuda, y aquí van mis reflexiones:

Me ha hecho pensar que en nuestras relaciones D/s todos aceptamos que nuestro Amo va a corregir nuestra actitud, va a regañarnos en ciertos momentos y a castigar nuestros desvíos, pues es parte de nuestro "contrato", y en ocasiones se asume que ello implica cierta acritud, creyendo ambas partes que así se impone de forma más eficaz. 

Sé que no a todos nos afectan igual las formas pero para mí, (en alguna otra ocasión ya lo he comentado) la brusquedad en el trato no me ayuda, más bien lo opuesto, y por el contrario no hay nada que me impacte más que una regañina o un correctivo aplicado desde la dulzura, sabiendo que se hace desde el cariño, desde el mutuo acuerdo y las ganas de trabajar en común. Creo que es bueno y en este caso necesario decir la verdad sin tapujos pero eso no está reñido con la ternura.

Antes he dicho que era un simil de doble sentido, y es porque este cuento también me ha hecho pensar en la idea que se tiene muchas veces de que la parte sumisa no debe nunca dar su opinion, que un Amo jamás se equivoca, que ella no es quien para hablar de ello, etc etc etc...

Evidentemente, eso se pacta dentro de cada relación y siempre que sea consensuado, nada tengo que decir, pero para mi, la D/s es crecimiento de las dos partes, y entiendo que no hay nada de malo en que el Amo conozca aquello en que, a nuestro parecer, puede estar errado. Siempre es más sencillo cuando el Amo también lo desea y vive así, y es el primero en interesarse por conocer la visión de su sometido, dando muchas oportunidades de expresarse libremente a la parte sumisa, símbolo, para mí, de inequívoca y necesaria confianza. 

Siempre es importante reconocer el momento en que se puede uno sincerar, pero siempre que se haga mejor hacerlo con dulzura, sin recriminación, sin recelo, sólo para la mejora y comunión.

Y hasta aquí mis reflexiones del cuentito...

Feliz noche a todos.




1 comentario:

  1. Me encantan los cuentos de las mil y una noches...y tu interpretación jeje!!

    Besines brujilla!!

    ResponderEliminar